La frase de la semana

miércoles, 28 de julio de 2010

Diferencia de Opinión

Diferencias de Opinión

Solo faltan un par de días para que la alta sociedad vuelva a Londres, pero eso Mi Querido Lector, no ha sido más que un incipiente para que esta Autora se ponga a investigar.
Muchos chismes llegaran del campo, listos para deleitarnos a los desafortunados que nos quedamos en la fría ciudad y que estamos ansiosos por saber que ha pasado y que nuevas parejas se han formado, pero sobre todo, las circunstancias en las que se han comprometido.
ECOS DE SOCIEDAD DE LADY WHITLOCK 4 DE JUNIO DE 1814


Al día siguiente todos los habitantes de Malfoy Park se levantaron temprano, ya que durante la cena Lady Malfoy les aviso que hoy darían un paseo por el pueblo y la feria que estaba cerca y así las damas podrían aprovechar para gastar un poco de su dinero, lo más probable es que compraran cintas para el cabello y un poco de comida pero se divertirían al ser acompañadas por algún caballero.
Pero para hacerlo mucho más entretenido para todos, Lady Malfoy decidió sortear a las parejas para el paseo, claro que ella deseaba que su hijo y su sobrina estuvieran con parejas adecuadas para el paseo incluso parejas con las cuales podrían casarse así que haría un poco de trampa para asegurar que estuvieran con la pareja correcta.
Cuando todos terminaron de desayunar, Lady Malfoy los llamo al salón principal y dijo
-Bueno damas y caballeros, para hacer un poco más emocionante nuestro paseo he decidido sortear los nombres de las parejas, claro solo los de aquellas que no se encuentran comprometidas o casadas.-cuando todos asintieron ella prosiguió- Bien la primera pareja la formara- metió la mano en una de las bolsas y saco un pedazo de papel- Lady Penélope Spencer y- metió la mano en otra bolsa- el señor Neville Longbottom.
La pareja mencionada paso al frente y se dirigieron tímidas sonrisas.
- La señorita Millicent Bulstrode y el Señor Blaise Zabini, Lady Ginebra Weasley y el señor Theodore Nott, Lady Lidia Stantierra y el Marqués Henry Potter, la señorita Luna Lovegood y el Barón Arild Stantierra…- y siguió diciendo los nombres de cada uno de sus invitados hasta que solo quedo una pareja
-Y por ultimo Lady Hermione Granger y el Vizconde Draco Malfoy
Hermione le dirigió una sonrisa deslumbrante mientras el vizconde librara una batalla entre sus deseos y su conciencia la primera le decía que debía sucumbir a sus deseos y estar con Hermione pero la otra le decía que no podía estar con ella porqué lo único que le causaría seria un terrible dolor, el no podía amarla y si lo hacia ella no podía saberlo. Eso solo complicaría muchísimo más las cosas.
Hoy mismo tendría que acabar con esa “relación”. No podía posponerlo por más tiempo.
Cuando ambos se acercaron él dio un suspiro, tal vez podía posponerlo un poco más de tiempo, ¿Qué tan malo podía ser eso? Solo disfrutaría de su compañía hasta el atardecer.
Un último recuerdo.
Si, un último recuerdo de ellos juntos.
-Milord- llamo Hermione- es hora de irnos
Draco asintió, extendió su mano y Hermione coloco su brazo sobre el suyo
Si, antes de que acabara el día, él la alejaría, eso era lo que ambos necesitaban aunque ella aun no lo supiera.
Draco y Hermione comenzaron a caminar rumbo al pueblo, ellos como algunas otras parejas habían decidido ir caminando hasta el pueblo y regresar en alguno de los carruajes que su madre habia dispuesto para ir y regresar del pueblo.
Hermione estaba tratando de iniciar un poco de conversación, pero el vizconde se lo estaba poniendo muy difícil al prestarle tan poca atención.
Tenia que hacer algo
-Y entonces milord he decidido volverme religiosa, ¿Usted que opina?
Draco al escuchar esto paro en seco
-Al menos ahora me presta atención- pensó Hermione
-¿Qué es lo que ha dicho mi lady?
-Oh, solo quería recuperar su atención-
-Lamento si me he portado como un gamberro con usted, pero estaba pensando en lo que haremos hoy, podríamos ir primero al pueblo para que usted lo conozca y compre las cosas que ustedes las mujeres suelen comprar o…
-Debo decirle, milord, que he de tomar sus palabras como un insulto-
-No era esa mi intención, Hermione, sino la de darle a saber que desconozco lo que suelen comprar ustedes, en el caso de los hombres cuando nos encontramos en los pueblos o en la cuidad lo único que hacemos es asistir al club o ver a los amigos o a arreglar los negocios que tengamos, ustedes en cambio, suelen estar en tiendas hasta la hora del té.
-Bien, la mayoría de las mujeres suele hacer eso pero no yo, yo suelo hacer cosas mucho más productivas que paras mi tiempo viendo escaparates y pensando en como se me vera esto o aquello-
-De eso estoy completamente seguro, Hermione- dijo el vizconde exhibiendo una media sonrisa
-¿Qué quiere decir con eso milord?-
-Oh vamos, pensé que ya habia quedado claro que deberías llamarme por mi nombre y no “milord” luces como una tonta llamándome así mientras yo te dijo Hermione.
-¿Si te llamo por tu nombre, me dirás a que te refieres?
-Por supuesto-
-Esta bien, Draco- dijo Hermione con un indicio de sonrisa
-Me refiero a que tú encuentras maneras más mmm, como decirlo, inapropiadas, para pasar el tiempo como por ejemplo, vistiéndote de criada y pasear sin acompañante por la ciudad.
-Lo hacia por ayudar a la señora Gibbons y para su información esa no es la única vez que he salido vestida como criada.-
-Oh eso lo se, olvida qué la conocí vestida como tal, por cierto, cerca de su casa
-Oh, si, ese día volvía de ver a Harry, Harry Potter, solo teníamos 13 años, habíamos ido a dejarle una cesta a una familia que se habia quedado en la pobreza por que el padre habia sido despedido de su empleo, acababan de tener un bebé y a su empleador no le importo.
-¿Lo veía muy seguido?
-¿A Harry?-
-Si, a Harry- dijo muy serio
-Si, cuando éramos niños solíamos escaparnos juntos por la noche para dejar cestas por algunos lugares, aunque en algunas ocasiones también lo hacíamos a plena luz del día, aunque generalmente en el día solíamos planear lo que haríamos hasta que Harry se fue a Eton -
-¿Y aún lo hace?- el vizconde tenso la mandíbula, si, la iba a dejar, pero la sola idea de que ella se escapara para verlo le hacia hervir la sangre, fuera por el motivo que fuera.
-Por supuesto, solo que ahora no vamos caminando y tampoco nos escapamos a media noche para hacerlo, ahora solemos enviar “emisarios” como me gusta llamarlos- soltó un sonoro suspiro- ¿Sabe? Extraño mucho hacerlo yo misma.
-Lo imagino, sobre todo por la compañía del estúpido marqués- masculló Draco
-¿Ha dicho algo?
-He dicho que ya pronto llegaremos al pueblo y que es probable que ahí se encuentre con su “amigo”
-¿He oído sarcasmo en su voz?-
-¿Usted que opina?-
-Que si- dijo riendo
-Pues entonces he de negarlo- dijo el Vizconde
-Y yo he de creerle-
Se quedaron un rato en silencio sumidos en sus pensamientos, Hermione pensando en si no habia relatado demasiada información sobre ella y Harry.
Draco por otro lado pensaba que tal vez Hermione estaría mejor con cualquier otro hombre que no fuera él o el odioso de Henry Potter, si antes ya lo detestaba ahora estaba comenzando a odiarlo primero por ser el preferido de muchos y segundo por su estrecha relación con Hermione.
Estaba celoso, si para que negarlo, pero él no se merecía tener celos de cualquier hombre que pudiera estar cerca de ella y mucho menos de aquellos que gozaban de tenerla como amiga, pero estaba seguro de que el marques la veía como a una mujer, una hermosa y maravillosa mujer y no cómo a una amiga la cual era la idea que tenia Hermione de él.
Pero en todo caso, era obvio que ella no lo veía así y aunque deseaba abrirle los ojos estaba segura de que su amistad con el marqués pesaría más que la de ellos dos. Si es que a lo que tenían podía llamarse “amistad”.
Entraron al pueblo pero ninguno de los dos presto la más mínima atención a los escaparates que habían a su paso en lugar de eso, en mutuo acuerdo se dirigieron directamente a la feria que estaba a las afueras de la ciudad.
Llegaron a la feria y a Hermione le impresiono ver a un para de hombre caminando en zancos
-Siempre me he preguntado como lo hacen- suspiro mientras los veía pasar
-Solo es cuestión de equilibrio-
-Oh pequeño hurón albino, no quería saberlo, eso le quita toda la magia al sueño
-¿Huron albino?-pregunto el vizconde con una sonrisa
-¿Prefiere que lo vuelva a llamar piojo?
-En menos de dos meses he pasado de ser un insignificante piojo arbitrario a un insulso hurón albino-
-Pudo haberle ido peor, pude haberlo llamado, no se tal vez, roedor mugriento ¿Qué le parece?
-Me quedo con lo de hurón albino- dijo riéndose- Pero cambiando de tema ¿Tiene hambre? Porque yo si, el viaje y por supuesto la plática me han abierto el apetito, de hecho estoy famélico-
-¿Que le parece si comemos un poco de eso?- dijo señalando un puesto con tartaletas de espinacas y de fresas.
-Lucen apetecibles- dijo Draco
Se dirigieron al puesto y compraron las tartaletas de fresa, Draco detestaba por sobre todas las espinacas al igual que Hermione. Una vez que las compraron se dirigieron a los linderos de la feria, Draco se quito el saco y lo extendió sobre el pasto, ambos se sentaron y comieron.
Draco aun sentía curiosidad por lo que hacia Hermione, el veía a los criados que trabajaban para él como personas pero jamás se habia preocupado por saber que pasaba con ellos cuando si se quedaban sin empleo. Desde que él tenía el titulo, ninguno de sus empleados o las personas que dependían de él habían tenido que pasar por esto pero mientras su padre vivía muchas personas fueron despedidas injustamente sin ni siquiera una compensación por su trabajo, los habia dejado a la deriva. ¿Alguno de ellos fueron ayudados por Hermione? ¡Dios, esperaba que si!
-¿Por qué te vestías como una criada? Me ha quedado claro que era para ayudar a los pobres pero ¿Porque no lo hacías como la dama que eres?
-¿De verdad crees que habría podido salir de casa con una cesta de comida diciéndoles a mis padres que iría a dejarlas a los barrios pobres de Londres? O en su defecto ¿Qué la única persona que me acompañaría seria Harry, un niño de mi edad pero al fin y al cabo un niño? Mis padres suelen permitirme hacer lo que desee pero no llegan al extremo de dejarme pasear por Londres por el motivo que sea, acompañada de un niño.
-Pero sigo sin entender porque vestirse de criada, podrías haberte escapado con un vestido de paseo.
-Las personas que suelen vivir en esos barrios desconfían de los ricos y de sus intenciones pero también hay personas que al ver a una niña con un vestido de seda no dudarían en secuestrarme y pedir una recompensa a mis padres para regresarme a su lado, ni Harry ni yo lo podíamos permitir.
-Aún así, eres una inconsciente, pudieron haberte descubierto en cualquier momento y hacerte mucho más daño que simplemente secuestrarte, pudieron haberte violado, criada o no, eres mujer-
-Se defenderme bastante bien- dijo Hermione ofendida por las palabras del vizconde- No soy la débil florecilla que todos piensan.
-Eso lo se yo y tus amigos, porque conocemos como eres pero no las personas que están ahí afuera, para ellos no eres mas que una mujer, una mujer a la cual pueden haberle lo que les plazca. No debes volver a hacerlo. Nunca más ¿Me oyes? Nunca.
-Usted no tiene ningún derecho sobre mí para prohibirme hacer lo que desee, milord
Draco al escuchar eso se tenso. Ella tenía razón él no tenia ningún derecho sobre ella para prohibirle algo, dentro de poco tiempo ni siquiera tendría derecho para hablarle.
-Tiene razón mi lady, le pido disculpas y si no le importa es hora de que vuelva a casa.
Hermione de pronto comprendió que sus palabras solo habían servido para alejar al vizconde ¿Cómo se habia metido en esto? ¿Dónde habían quedado sus deseos de demostrarle lo importante que era para ella? Bien, lo sabía, habían ido a parar al desagüe. Lo habia arruinado y ahora el vizconde estaba enojado.
Draco extendió su brazo para que ella lo tomara y se levantara. Una vez que estuvieron de pie caminaron en silencio hasta uno de los carruajes, aparentemente todos seguían disfrutando del paseo, solo ellos se retiraban antes.
El trayecto a Malfoy Park fue un verdadero martirio para ambos, ninguno de los dos decía nada, Hermione miraba al vizconde cada poco tiempo mientras que él mantuvo todo el camino la vista fija en la ventana.
Cuando llegaron a la ancestral residencia de los Malfoy’s, el vizconde hablo
-Antes de que se retire a su habitación me gustaría tener unas palabras más con usted, mi lady
-Por supuesto, mi lord
Se dirigieron a los jardines y una vez allí, el primero en hablar fue el vizconde
-Durante el tiempo que llevamos de conocernos como lo que somos, le he llegado a tener un gran aprecio, y estoy seguro de que el sentimiento es mutuo, ha sido realmente placentero conocerla y tratarla durante todo este tiempo pero la relación que tenemos debe terminar.
-¿Qué? ¿Por qué?- pregunto Hermione asombrada por el giro que habían tomado las cosas, esperaba que estuviera enojado pero no lo suficiente como para llegar al extremo de querer alejarla.
-Usted desea casarse y yo no puedo ofrecerle eso, un matrimonio conmigo seria desastroso y usted se merece algo mejor.- dijo el vizconde muy serio
-Eso es ridículo-contesto Hermione pero el vizconde pareció no escucharla y continúo
-Usted se ha convertido es una persona importante para mi y mi presencia en su vida solo la aleja de posibles pretendientes, hombres que le pueden ofrecer amor, cosa que yo no puedo darle a nadie.
-Se equivoca, ¿ME ESCUCHAS? TE EQUIVOCAS-Grito Hermione- Todo lo que dices es mentira, tú y yo podemos estar juntos pero no quieres hacerlo.
-Entiende que yo no puedo ofrecerte nada- dijo Draco totalmente calmado, sabia que Hermione reaccionaria de esta forma y lo mejor que el podía hacer era mostrarse resuelto y seguro de su decisión.
-Puedes ofrecerme todo, pero no te atreves- Hermione se acerco a él un tanto cautelosa, tomo su brazo para acariciarlo pero Draco se alejó.
-Yo no puedo ofrecerte nada, entiende que conmigo nunca vivirás un cuento de hadas, por el contrario, yo siempre seré el villano de la historia, nosotros no debemos estar juntos. Tú puedes tener al hombre que deseas, el que sea perfecto para ti-
-Solo hay un hombre que es perfecto para mí, ¿No lo entiendes? Tú eres el único hombre para mí.
-¿Cómo puedes saber que yo soy el único hombre para ti? Pasaste oculta para mi durante 7 años y ahora en solo un par de meses crees haberte hecho la absurda idea de que estas enamorada de mi y que yo soy el indicado para ti.
Pero al tiempo que decía esta sabia que mentía completa y descaradamente, el tiempo que habían pasado juntos le habia bastado para decirle que ella era la única que seria capaz de curarlo de todo, pero no podía pedir su corazón a cambio de curar todas sus heridas, ella se merecía algo mejor y por dios que él haría todo lo necesario para que ella estuviera bien.
Hermione se sentía humillada y defraudada, habia confiado en ese hombre, habia confiado en que su amor seria suficiente para mostrarle a él que se merecía ser amado. Pero ahora él le decía que no podía amar a nadie y eso le estaba destrozando el corazón. Tenía unas enormes ganas de llorar y estaba luchando ferozmente contra las lágrimas que comenzaban a acumularse en sus ojos.
No, no lloraría, no frente a él.
Tenia que irse, no podía estar más tiempo con el vizconde, no mientras su corazón estuviera a punto de derrumbarla.
-No voy a esperarte- le espetó Hermione -Y un día cambiarás de opinión y me querrás. Me querrás tanto que te dolerá. Y no solamente en tu cama. Me querrás en tu casa, en tu corazón y en tu alma. Y me habré ido-
-Eso no lo he dudado ni por un minuto-pensó para si mismo
Hermione lo miro altiva y orgullosa antes de decir
-Se que debo quedarme un día más, pero le agradecería que no vuelva a cruzarse en mi camino mientras este aquí y en cuanto vuelva a Londres no lo haga nunca más.
-Tienes mi palabra de que no volveré a molestarte jamás.
Hermione se giro justo cuando las lágrimas comenzaban a recorrer su rostro.
-Ya no puedo confiar en ti- dio Hermione en un susurro pero las palabras llegaron hasta los oídos de Draco que las recibió como un golpe en el estómago. Hermione se sentía defraudada en lo más profundo de su ser. Todo esto solo era una estúpida diferencia de opinión.

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