La frase de la semana

miércoles, 28 de julio de 2010

La invitaciòn y Malfoy Park

La invitación

La vizcondesa viuda ha invitado a las señoritas en edad de casarse a una reunión en su casa de verano en Kent, obviamente el vizconde será el anfitrión junto a su madre.
Esta Autora no será invitada a dicha reunión, pero no se angustie Querido Lector que ya hallaré la manera de mantenerlo informado pues las mayores chismosas de Londres si que estarán presentes.
Entre las jóvenes invitadas se encuentran por supuesto la señorita Luna Lovegood, prima del vizconde, la señorita Lavender Brown, una joven bastante llamativa al parecer de Esta Autora, Lady Astoria Greengrass, joven que a pesar de tener una gran belleza no han sido nombrada mas que “una más de la temporada”, Lady Penélope Spencer, mejor amiga de la señorita Lovegood, Lady Hermione Granger, que no podía faltar dado el interés del anfitrión en ella, Lady Ginevra Weasley y la señorita Millicent Bulstrode, por supuesto todas ellas acompañadas de sus madres, y entre los caballeros, aparte del vizconde Malfoy, se encuentran el Barón Arild Stantierra, el Marqués Henry Potter, el señor Blaise Zabini, el señor Neville Longbottom, el señor Dean Thomas, el capitán Theodore Nott, el señor Cedric Diggory y muchos caballeros más que Esta Autora desconoce.
Pero no dude Querido Lector de que la breve estadía en el campo de gran parte de la sociedad, no traiga consigo nuevos chismes.
ECOS DE SOCIEDAD DE LADY WHITLOCK 26 DE MAYO DE 1814

Hermione estaba feliz por su nueva familia, adoraba a Pansy tanto como si fuera su hermana, ahora habia pasado a ser su prima y no podía desear nada más que verla feliz junto a Ron.
Hacia solo un par de minutos que el nuevo matrimonio se habia retirado y aun faltaban un par de horas para que tanto ella como sus padres se fueran a casa.
Su madre se encontraba platicando con su tía Molly y con la vizcondesa viuda, su tío, su padre y Harry se habían retirado al despacho del primero para tratar sobre algunos negocios que tenían en común y Ginny estaba platicando muy amena con Luna Lovegood y aunque moría por preguntarle a la ultima por el paradero de su primo ya que no lo habia visto desde que actuó como padrino de Ron.
Estaba un poco cansada no lo suficiente como para irse, y aunque lo quisiera aun faltaban un par de horas para que ella se retirara junto con sus padres, se dirigió a la mesa del ponche, desde que se presento en su primer baile habia sentido curiosidad por probarlo pero como no era una mujer casada esta bebida le estaba vetada.
Pero mientras su madre no se enterara estaba segura de que no habría ningún problema.
Tomo un vaso pequeño, no quería emborracharse solo probar un poco.
-No debería hacer eso, mi lady- dijo una voz sedosa a su espalda.
Hermione giro tan rápido que casi vierte todo el ponche sobre el joven caballero.
-Creo que no debo volver a espantarle a menos que tenga un traje cerca- dijo el caballero riendo
-¡Arild! No sabía que vendrías-
-¿Como abandonar a un amigo cuando se le estima tanto? Pero sobre todo ¿Cómo me atrevería a perderme la visión que eres tú?, luces preciosa
Hermione se sonrojo pero contestó
-No luzco tan preciosa como la novia
-Diferimos en eso, pero cambiando de tema ¿Has visto a Harry?
-Si, esta en el despacho de mi tío con mi padre y por supuesto con mi tío.
Arild suspiro
-Ya que por lo visto me ha abandonado a mi suerte, ¿Aceptaras ser mi salvadora y rescatarme de todas esas señoritas que no han dejado de acosarme?
Hermione rio complacida, como adoraba a Arild, era un hombre verdaderamente encantador.
-Al menos por esta noche ¿Lo serás?-
-Con una condición ¿Me invitaras a bailar?-
-Me ofende que lo pregunte mi lady, esa ha sido mi intención desde que te he visto descender por la escalinata.
-¿Has estado presente durante toda la ceremonia?- pregunto con duda
Arild asintió
-¿Y no habías podido venir a saludarme?- pregunto fingiéndose ofendida
-Habría venido antes pero prácticamente estaba siendo acosado por las señoritas Lucas ya que tanto tu querido primo como Harry me abandonaron a mi suerte y dime ¿Aceptaras ser la bella doncella rescatando al príncipe en apuros?- dijo Arild con una sonrisa mientras tomaba su mano.
Cuando Arild sonreía parecía que todo se iluminaba y cobraba vida, muchas veces se habia preguntado porque no se habia enamorado de él. Era atractivo, inteligente, valiente, ingenioso y desinhibido pero sobre todo era comprensivo y agradable.
Estaba segura de que algún día encontraría a la mujer que lo hiciera feliz.
Hermione asintió.
Ambos se dirigieron a la pista de baile bajo la atenta mirada de Lady Elizabeth Granger, cuyo mayor deseo era que su hija se casara por amor.
Estaba segura de que si Hermione se enamoraba de Arild serian muy felices, era una verdadera lástima que no fuera así.
Hermione y Arild bailaron más de una pieza, al no estar en un salón de baile no les importaba mucho lo que los demás dijeran.
Solo eran conscientes de que les agradaba estar juntos. Se la pasaban todo el tiempo sonriendo como si nadie más existiera.
Draco estaba apunto de retirarse cuando vio salir a el Conde de Riverdale, al Duque Weasley y al odioso de Harry Potter.
Potter se separo del grupo dejando solos a los otros dos caballeros.
Odiaba a ese tipo desde que se conocieron, ellos eran primos lejanos, el era hijo de su bisabuela Dorea Potter, pero no por eso lo apreciaba, detestaba que el siempre estuviera con una sonrisa, como si todo mundo le agradara y lo peor era que así era, todo el mundo parecía quererlo y adorarlo como si fuera el salvador del mundo.
De acuerdo, le habia salvado la vida al Rey Enrique en más de una ocasión pero no era para que todos quisieran besar el suelo por donde pasara.
Y luego estaba su fastidioso amigo, Arild Stantierra.
Ese era otro que no le agradaba, todos lo adoraban, incluso a su madre le agradaba y para colmo a Luna también, en una ocasión su madre dijo que le gustaría que Luna se casara con él.
Eso era el colmo.
Ya tenia suficiente con tener que soportar que su mejor amigo lo estuviera fastidiando día y noche con que se casara como para encima tener que emparentar con ese tipo.
Una parte de él le decía que el Barón no merecía que lo detestara tanto, después de todo, un hombre que ha luchado por proteger a su hermana, no solo de todo el dolor que significa perder a sus padres siendo apenas unos niños sino también de las avariciosas manos de sus parientes que pretendían dejarlos en la miseria, no podía ser tan malo para elegir a sus amistades.
Los observo por un minuto antes de darse cuenta de qué los tres hombres se habían detenido y miraban curiosamente a algo o a alguien, se giro para poder ver mejor y deseo no hacerlo.
Hermione estaba bailando.
Bailando con Arild Stantierra
Y no solo bailaba con él sino que parecía feliz de estar a su lado.
Draco sintió ganas de estampar su puño contra algo, de preferencia en el rostro del Barón.
¿Cómo se atrevía a bailar con ella?
Y ella ¿Cómo se atrevía estar sonriéndole de esa manera, como si solo estuvieran ellos dos?
Comenzó a dar un par de pasos hacia ellos cuando la voz de Potter lo distrajo
-Vizconde-
¡Maldición! ¿Acaso no podía ir a separarlos sin la molesta interrupción de Harry Potter? Hoy más que nunca lo detestaba
-Necesito hablar con usted, es importante- dijo Harry al ver que Draco quería irse de ahí.
Draco miro a Hermione y luego a Harry y luego otra vez a Hermione.
-Ella no es asunto suyo- dijo Harry muy serio al ver como miraba a Hermione y Arild
Draco se giro a verlo y de pronto se dio cuenta de que él tenia razón, no podía ir y separarlos y prohibirle al Barón que se acercara a ella porque ellos no eran nada más que simples amigos.
Pero ¿Cómo es que Potter supo que se refería a ella? ¿Era tan obvio que la deseaba?
-Te conozco mejor de lo que piensas, pero sobre todo la conozco a ella y he visto como te mira y tú a ella.
-Eso no es verdad- mintió Draco, el se aferraba al dicho de que la mejor defensa siempre es el ataque.
-Como quiera, ahora lo que tengo que hablar con usted es referente a su prima, la señorita Lovegood.
Draco suspiro, los asuntos de su prima eran mucho más importantes que quedarse a mirar como Hermione bailaba feliz con ese miserable Barón.
-Ahora voy a mi casa, podemos hablar ahí.
Harry asintió y ambos se dirigieron a Malfoy Manor.
Al día siguiente muchas de las damas solteras de buena cuna estaban agitadas, la boda del Baronet habia sido todo un acontecimiento.
La novia habia lucido preciosa y radiante y muchas de ellas deseaban poder estar en su lugar. No solo por el hecho del título sino por que el Baronet lucia claramente enamorado de Pansy y ella de él.
Después del desayuno, Hermione recibió la visita de su prima, Ginny estaba ansiosa por contarle que Ron y Pansy habían decidido posponer su viaje a Somerset hasta el día siguiente.
Según Molly Weasley la pareja quería disfrutar de su primer día de casados. Su madre también habia dicho que era posible que lo atrasaran por que no saldrían de la habitación en todo el día y que una vez llegados a Somerset no saldrían de la habitación en al menos una semana.
Por la tarde Hermione recibió una carta de parte de la vizcondesa viuda.
Era una invitación


Estimada Lady Hermione Granger:
Tengo el placer de invitarla a pasar una breve temporada en Malfoy Park con mi familia y algunos invitados mas, solo serán tres días en los que esperamos contar con su presencia y por supuesto con la de su madre y padre.
Envíeme su respuesta lo más pronto posible.
Narcissa Malfoy, Vizcondesa de Ashbourne


Qué raro, pensó Hermione, las invitaciones siempre eran dirigidas a sus padres, nunca a ella.
Tal vez la vizcondesa habia cometido un error, pero en la invitación estaba su nombre no el de su madre.
Decidió ir a averiguarlo.
Fue a la habitación de su madre y a su despacho pero ella no estaba ahí, lo más probable era que estuviera en alguno de los salones.
En el rellano de la escalera se encontró con Collingwood
-¿Ha visto a mi madre?- pregunto
-Se encuentra en el despacho de su padre, mi lady-
-Gracias-
Se dirigió al despacho de su padre y toco.
-Adelante- dijo su padre
-Padre, Madre-saludo
-Hermione, querida, tengo noticias para ti- dijo su madre- he recibido una invitación de la vizcondesa viuda-
-Yo también- interrumpió a su madre
-¿Cómo?- pregunto Elizabeth
-Hace un momento, un lacayo trajo una invitación de Lady Malfoy con mi nombre y creí que se trataba de un error
-Oh, mi niña. Estas son buenas noticias- dijo su madre sonriente
-¿A que te refieres?- pregunto Hermione
-A nada, a nada, no te preocupes por nada, llama a Anne y comienza a alistar tus cosas, partiremos mañana a medio día.
-Pero madre, la invitación dice que es para el sábado y hoy estamos a jueves. Malfoy Park no puede estar tan lejos. Por cierto ¿En dónde esta?
-Es un día de viaje, Hermione, Malfoy Park esta en Kent.
Hermione no discutió más y salió a su habitación ya ahí, toco la campanita para llamar a Anne, esta acudió inmediatamente.
-Anne, mi madre y yo partiremos mañana a Kent, a la residencia de los Malfoy así que debemos alistar mi equipaje.
-Si, mi lady-
Cuando lo tenían todo listo, Collingwood llamo a su puerta, cuando Anne le dio el paso este dijo.
-Mi lady, el Barón Stantierra ha venido a verla, me tome la libertad de hacerlo pasar al salón verde.
-Dígale que ahora bajo-
Hermione termino de darle indicaciones a Anne y bajo.
¿Qué es lo que querría Arild? El siempre anunciaba sus visitas con una pequeña nota.
Cuando llego se sorprendió al no encontrarlo solo, Collinwood solo habia anunciado a Arild.
-Mione- dijo Arild con una sonrisa
-Arild que gusto verte-
-A mi también, pero hoy el motivo de mi visita es otro aparte claro de saludarte, quiero presentarte a Lydia Stantierra, mi hermana-
Hermione se quedo asombrada momentáneamente, pensaba que la hermana de Arild no volvería hasta que terminara su educación en París.
-Mucho gusto-dijo la joven
-Es un placer-
Lydia tenía el cabello de un color rojo intenso, unas cejas suavemente arqueadas, unos párpados casi transparentes y una cara como de porcelana. Sus rasgos eran de una exquisitez absoluta y su piel, era finísima. Tenía una belleza extraña y conmovedora. Además tenía una mirada traviesa y misteriosa, era muy diferente a Arild.
Arild tenía un espeso cabello rubio y unos ojos de un azul intenso, él tenía la mirada soñadora y fascinada por todo lo que lo rodeaba, como si cada cosa o persona fuera lo más maravilloso que hubiese visto.
-Lydia ha venido a visitarme de sorpresa, estará conmigo dos semanas y me ha parecido prudente que se conocieran ya que ella vendrá conmigo a la reunión en Malfoy Park.- dijo Arild
-¿Iras? Eso es maravilloso, así no tendré que enviarte cartas que no llegaran hasta que yo haya vuelto.
-Aunque las enviarás dudo que no hayan llegado para tu vuelta.
-Tienes razón, pero así podremos platicar de todo lo que no me has contado
-¿Te ha contado que pretende comprometerme con el Marques de Kent?- dijo Lydia mirando a su hermano
Arild se sonrojo
-¿Pretendes que se case con Harry? Tú y yo tenemos mucho que hablar.
Pasaron el resto de la tarde platicando sobre lo que Arild habia hecho en Paris con Harry. Hermione decidió que le agradaba tener como amiga a Lydia Stantierra sobre todo por que podía contarle cosas con las que molestar un poco al siempre soñador Arild.

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Malfoy Park

En esta ocasión Esta Autora no tiene mucho que contar, ya que la mayor parte de la sociedad se encuentra en el campo disfrutando de un breve interludio, pero no tema Querido Lector, que ya encontrare la manera de informarle de lo que este sucediendo en Malfoy Park.
Después de todo, se han ido con ellos las mayores chismosas de Londres.
Pero les aseguro de que antes de que alguna de ellas pongo un solo pie en Londres yo ya les tendré algunas noticias de lo que paso en Kent.

ECOS DE SOCIEDAD DE LADY WHITLOCK 2 DE JUNIO DE 1814


Por fin habia llegado el día de la partida a Malfoy Park, su madre daba las ultimas instrucciones a la señor Gibbons para sus días de ausencias, no seria mucho tiempo pero a Hermione no le hacia mucha gracia ir a dicha casa, sabia que se encontraría con el vizconde y eso le gustaba y aterraba a partes iguales.
No habia tenido contacto con el desde la velada en Hastings House, ella quería verlo pero no podía ir a Malfoy Manor a ver si se lo encontraba por casualidad y mucho menos podía presentarse en su residencia de soltero a buscarlo. Así que lo único que le quedaba era verlo en Kent. A pesar de eso se sentía muy molesta con él, se suponía que eran amigos…o algo así pero el parecía que habia decidido cortar con todo nexo que los uniera.
El Vizconde llegaría antes que ellas, habia leído a Lady Whitlock por la mañana diciendo que él se habia ido hace un par de días en compañía de su madre y de su prima.
-Hermione, querida, es hora de irse-llamo su madre
Bien, la hora de verlo se acercaba, estaba ansiosa por verlo.
-Hermione-repitió su madre
-Voy madre- contesto la castaña
Salió a la calle donde ya la esperaba el carruaje junto a su padre, su madre y la señora Gibbons.
-No olvide, señora Gibbons, el conde debe tomar sus medicamentos antes de la comida- dijo Elizabeth, condesa de Riverdale
-No se preocupe mi lady, yo personalmente vigilare que el conde los tome- dijo la señora Gibbons
-Padre-dijo Hermione-no contradigas a la señora Gibbons, es capaz de dejarte sin cenar hasta que volvamos.
-No pensaba hacerlo, pero tú madre insiste en tratarme como si fuera un niño y no su esposo- refunfuño el conde
-Solo lo hace porque te quiere y se preocupa por ti- dijo sonriendo- además ella no te trataría así si tu no te comportaras como un bebé cuando de medicamentos se trata-
-Esta bien, esta bien, solo prométeme que te cuidaras, Hermione y que cuidaras a tu madre, ya sabes lo impulsiva que suele ser cuando algo la emociona-dijo William Granger
-No te preocupes padre, volveremos pronto-
Hermione y su madre subieron al carruaje desde donde se despidieron de su padre y de la señora Gibbons.
El viaje no seria muy largo después de todo también irían sus tíos, Ginny, Arild, Lydia y por supuesto, Harry. Estaba segura de que no se aburriría ni un instante con todos ellos ahí, también le hubiese gustado que Ron y Pansy fueran pero dudaba de que esos dos estuviesen de humor para alguien más que no fueran ellos mismos.
Draco se encontraba de pie en su despacho en Malfoy Park, al día siguiente comenzarían a llegar los invitados de su madre y habría preferido no tener que asistir pero su madre habia recurrido a una infinidad de pretextos que no sirvieron de mucho hasta que toco el tema de su prima, su madre le habia dicho que el debía estar presente no solo por ser el legitimo dueño de Malfoy Park sino porqué su presencia demostraría que estaba de acuerdo en que su prima contrajera matrimonio y que el personalmente velaría por su bienestar, no es que hiciera falta que su madre se lo hiciera ver como una obligación puesto que él la adoraba y haría todo por ella, también haba dicho que eso significaría un éxito social para Luna y sobre todo que las haría muy felices a ambas.
-Lo que hago por ellas-pensó el Vizconde
Se dirigió a su escritorio, ya que se encontraba ahí lo menos que podía hacer era revisar la contabilidad de Malfoy Park así como arreglar algunos de los asuntos que tenia pendientes y que comenzaban a acumularse debido a su retraso de Londres.
Tenía que visitar a los arrendatarios y solucionar los problemas de las goteras que tenían algunos de ellos o los problemas que habia entre ellos, no podía posponerlos por más tiempo, esas personas necesitaban soluciones pronto y el debía dárselas antes de que su madre comenzara a ocuparlo en atender a sus invitados.
Su padre jamás se habia ocupado de ellos y mucho menos se habia preocupado por los que les afectaba. Estaba seguro de que los arrendatarios se habían alegrado igual o mucho más que él de que su padre hubiese muerto.
Después de que murió, el mismo día que fue enterrado en Malfoy Park él mismo fue y descolgó el cuadro de su padre del despacho y ordeno que todo lo que en vida hubiera pertenecido al vizconde fuera colocado en el bodegón de la parte trasera de la casa.
Su madre no dijo nada pero estaba seguro de que en el fondo le habia dolido su decisión, después de todo, su madre si habia amado a su padre aunque este no se lo mereciera.
Mientras tanto, Hermione deseaba llegar lo mas pronto posible, faltaba poco mas de un hora para arriban a Malfoy Park pero su madre parecía querer saltar del carruaje si no llegaban pronto, el pobre cochero ya se habia acostumbrado pues desde que dejaron la posada, Elizabeth Granger no habia parado de apresurarlo.
Draco se hallaba parado frente a la ventana, hacia pocos minutos que habían comenzado a llegar los invitados de su madre.
Suspiro, el no quería estar ahí, bueno no para la reunión, el tenia cosas importantes que hacer, al menos su estancia no se limitaría a ver como los demás se divertían, el también lo haría pero su diversión se quedaría limitada pues estar en Malfoy Park también significaba que el debía cumplir con sus compromisos como terrateniente.
Dio un sorbo a su whiskey, a la entrada podía ver un carruaje con la insignia del Conde de Riverdale, en el debía venir el conde con su esposa e hija.
Hacia tiempo que no la veía, no porque no quisiera pero habia algo en ella que lo atraía profundamente pero al mismo tiempo lo aterraba como ninguna otra cosa.
Habia decidido alejarse de ella irremediablemente, no podía darse el lujo de enamorarse de ella, lo cual temía, estaba sucediendo.
El carruaje se detuvo frente a la entrada, el lacayo se acerco a abrir la puerta y por ella la primera en descender fue Lady Elizabeth Granger, era una mujer muy hermosa, sus facciones parecían haber sido detalladas por un artista y a pesar de ser una mujer madura su belleza no habia sido mermada por el tiempo.
El lacayo vuelve a acercarse a la puerta, extiende el brazo y sobre el se posa una delicada mano, se sostiene brevemente de el y baja del carruaje.
La dama se extiende en toda su altura y mira a todos lados con enorme curiosidad, levanta el rostro y Draco suelta el aire del cual ni siquiera fue consiente de en que momento lo contuvo.
Era Hermione
Estaba seguro de que si estuviera frente a ella una sonrisa se extendería por su rostro.
La habia extrañado, había pensado en ella, y en su último encuentro, casi cada minuto de cada día. Pero no se había dado cuenta de cuan profundo y elemental había sido su deseo hasta ese justo momento, cuando la vio de nuevo, lucia radiante y hermosa.
Ella era maravillosa y el la deseaba más que nunca pero por su propio bienestar era mejor alejarse de ella, haría todo lo que estuviera en su poder para mantenerse alejado de ella, pero ella era una tentación constante y más ahora que la tenia tan cerca.
Paso mucho tiempo sumergido en sus pensamientos hasta que llamaron a la puerta
-Adelante-
Narcissa Malfoy entro al despacho, tenía una enorme sonrisa en los labios
-Al menos alguien lo disfruta-pensó el vizconde
-Es hora de bajar, Draco los invitados esperan verte del brazo de alguna joven dama y no encerrado en tu despacho.
-Madre, deja de tratarme como si fuera un chiquillo-
-Vamos Draco, ya te he dicho que dejare de hacerlo en cuanto comiences a comportarte como un adulto y no como un niño enfadado porqué uno de sus caprichos no ha sido cumplido.
-Madre ya basta-
-¿Bajaras?-pregunta Narcissa desde la puerta
-Si madre, en un momento, solo déjame terminar de organizar lo que debo llevarles a los arrendatarios mañana.
-No te tardes, por cierto Luna esta los jardines del ala este, se que no la has visto en todo el día y ella estará preguntándose el porque de tu demora.
-Luna-solo con pensar en su prima y en como la habia tenido abandonada con su mal humor en los últimos días aunque estaba claro que eso su madre no lo sabia.
Solo esperaría a que los Granger se instalaran en sus habitaciones y así no tener que encontrarse con Hermione, si sonaba como un cobarde pero haría todo lo posible para evitarla hasta que ella decidiera que no quería tener nada que ver con el, ella tendría que olvidarlo por las buenas o por las malas pero al final lo haría.
Cuando estuvo seguro de que no se encontraría con nadie salió por la puerta trasera con dirección a los jardines favoritos de su madre.
Luna seguramente estaría junto a los tulipanes, le gustaba mirar ese tipo de flores bulbosas.
-¿Qué tipo de flores le gustaran a Hermione?-pensó el vizconde-No, no debe importarme en lo más mínimo
Escucho el sonido de pisadas a un lado del camino, debía ser el jardinero pero las pisadas sonaban más suaves pero al mismo tiempo más fuertes que las de Luna que siempre parecía estar flotando, aquello le intrigo, no podía ser alguno de los invitados pues todos deberían estar en sus habitaciones preparándose para la cena.
Cuando llego al sendero miro a un lado y después al otro y entonces vio a…
Ella.
Su primer pensamiento fue tomarla por sorpresa y robarle un beso, la habia extrañado tanto pero al dar el primer paso una vocecita que reconoció como su conciencia le decía que se alejara, que ella no debía verlo y el no debía tener contacto con ella.
Debía alejarse de ahí lo mas rápido posible antes de que ella lo viera, pero se veía tan dulce inclinada sobre las flores que tanto adoraba su madre que deseo quedarse solo un momento, solo quería verla un momento más y se iría antes de que ella se girara un poco y lo viera.
Pero sus deseos lo traicionaron, dio un paso más y no pudo resistir la tentación de hablarle.
-No huelen-
Ella se tenso al instante y Draco se dio cuenta de que ella le habia reconocido la voz, algo muy dentro de él le hizo sentir una emoción muy peculiar, parecida a la satisfacción.
Ella no se giro parecía indecisa entre quedarse ahí y volver a la casa, era probable que ella estuviera molesta por que el no la habia vuelto a buscar desde la velada de Lady Hastings.
Draco siguió hablando
-Son hermosos y no suelen verse muchos tulipanes en un jardín inglés y es una lástima que no tengan perfume ¿No le parece?-
Hermione se demoro un poco en contestar, volver a escuchar su voz habia sido maravilloso, aterrador y molesto a partes iguales. Quería girarse y decirle lo mucho que le habia dolido no saber nada de el en todo este tiempo, pero era orgullosa y no le iba a dar la satisfacción de mostrarle el poder que tenia sobre ella.
Ya suficiente tenia con saber que ella lo amaba y que era probable que el jamás sintiera nada por ella más allá del deseo y la pasión.
Pero ese hombre hacia palpitar su corazón con una simple sonrisa, y muy tarde se habia dado cuenta de que lo amaba y que siempre lo amaría y lo peor de todo era saber que si el se le propusiera matrimonio ella lo aceptaría, pero ella mejor que nadie sabia que el no lo haría o al menos no lo haría por amor.
Hermione conocía el porque de su reticencia a enamorarse, sabia que Draco tenia muy arraigadas las ideas de su padre sobre el amor en cuanto a él se refiriera pero no a los demás, estaba seguro de que se trataba de una especie de maldición de los Malfoy´s.
Pero estaba equivocado y ella se lo haría ver.
Así se le fuera la vida en ello, ella le demostraría que él era digno de ser amado no por lo que poseía o por como la hacia sentir cuando estaban juntos sino por él mismo. Porque era un ser maravilloso que anteponía el bienestar de los demás antes que el suyo.
-Si, es una verdadera lástima. Son mis flores favoritas ¿Sabía?
-Desconocía ese detalle, Hermione-
-Oh no se preocupe, no es él único en no saber ese tipo de detalles sobre mi, pero si es el primero en conocerlo.
Draco se tenso, le gustaba saber que nadie más que él conocía ese detalle pero al mismo tiempo le aterraba, esto iba en contra de todos sus planes de mantenerse alejado de ella.
Por otro lado, Hermione estaba en un dilema, pensaba:
-Vaya, esto no esta saliendo como quería, pero ¿Cómo le demuestras a una persona que lo amas y que es digno de ser amado?
-Restregándoselo en la cara hasta que le quepa en esa estúpida cabezota que así es- Vaya, eso sonó muy Malfoy, parecería que estar alejada tanto tiempo de él solo acrecentaba su desea de tenerlo más cerca incluso utilizando palabras suyas, pero eso lo ocuparía como último recurso, ¿De que otra manera podía demostrárselo?
-Demostrándose con hechos que lo amas, hacerle ver que solo él te puede hacer feliz y tú a él-
Si, eso es lo que haría, le demostraría con pequeños detalles que lo amaba, aún no se lo diría pero se lo demostraría.
-Su casa es realmente hermosa, mi lord-
-¿En verdad deseas hablar sobre lo hermosa que es mi casa, Hermione?
-En realidad no, pero pensé que seria una manera cortés de comenzar una platica.
-Pues si no te importa prefiero saltármela y preguntarte porqué estas en los jardines en lugar de estar descansando del viaje en tu habitación-
-Me parece bien, y contestando a su pregunta del porque es simple, no podía esperar para recorrer los jardines de su madre después de ver lo hermosos que son desde la entrada y quería corroborar si de cerca son mejores-
-Espero qué estén siendo aprobados-
-Lo son, milord y usted ¿Qué lo ha hecho venir aquí?-
-Mi prima-
-Usted ama a su familia por sobre todas las cosas y estoy segura de que ha venido hasta aquí solo para complacer a su madre y a su prima ¿Me equivoco?
Quería decirle que si, que estaba completamente equivocada pero algo muy dentro de el le impedía mentirle, esto de estar enamorado solo complicaba las cosas, así que no le mentiría pero tampoco le diría la verdad, tenia que mantener su reputación de mujeriego
-He venido por algunos asuntos con los arrendatarios
-También es un hombre honorable y que cuida del bienestar de las personas que dependen de usted
A Draco no le estaba gustando el rumbo que comenzaba a tener la conversación, él no era honorable y ella no debería estárselo diciendo.
-Creo que se ha equivocado conmigo, Hermione, usted ve en mí a una especie de héroe de leyenda del cual estoy muy lejos de ser, ahora, ha asumido que tengo virtudes que para mi no son más que obligaciones ¿Me permite escoltarla de regreso a la casa?
Asintió y Draco le tomo el brazo.
Hermione soltó un suspiro. Este hombre era más obstinado que Harry, lo que él no sabia era que en cuanto a obstinación nadie la superaba.
Ella le demostraría que estaba equivocado y que era cierto que él no era un héroe pero era el hombre que amaba y movería cielo, mar y tierra para demostrárselo.
Ellos estarían juntos.

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