La frase de la semana

miércoles, 14 de julio de 2010

Te doy mi corazón





Volviendo a Casa


Mientras se acercaban a Riverdale House, Hermione estaba nerviosa y como no estarlo ¡La iban a descubrir! Sus padres pedirían su cabeza y para colmo estaba segura de que lo harían frente a la dama y el vizconde. No, no podía permitirlo, tenía que inventar algo para que su madre le creyera y sus acompañantes no la descubrieran ¿pero qué?


Por otro lado Draco no podía dejar de verla, le atraía tanto su valor, no había conocido a nadie que fuera capaz de arriesgar su propia vida para salvar la de un pequeño.


¡Diablos! Estaba seguro de ni siquiera él lo habría hecho. Y además de eso se sentía como un cobarde al ver a esa criada arriesgarlo todo por otro ser humano.


La joven dama parecía que con los nervios no podía dejar de hablar, su hijo parecía no darse cuenta del peligro que había corrido por que estaba más entretenido examinando el pelaje de su perro que en darle las gracias a la muchacha que le acababa de salvar la vida.


-¿Qué puesto ocupas?- pregunto la dama


-Trabajo en la cocina mi lady de Riverdale House- contesto Hermione - ¡CLARO, LA COCINA!- pensó Hermione - ¿Cómo no lo pensé antes? No tiene que ir a la entrada principal, debo entrar por la puerta de servicio


-¿Y te tratan bien? Si no es así yo podría contratarte- dijo la dama


-No debe preocuparse por mi bienestar mi lady- contesto Hermione-Los Granger son una familia de noble corazón, no solo con los de su clase sino también con sus empleados-


-¿Hace cuanto tiempo trabajas ahí?-pregunto el vizconde tratando de averiguarlo todo acerca de ella.


-Desde que era una niña, mi madre trabajo para ellos antes de que naciera y su madre antes que ella- contesto Hermione


-Fuiste muy valiente esta tarde Anne- dijo la dama cambiando de tema- Te estaré eternamente agradecida, y no solo yo, también mi hijo-


-¿Por qué debo estar agradecido yo?- pregunto el niño


La dama se quedo muda ¿Cómo era posible que su hijo no se hubiese dado cuenta del peligro del que se había salvado gracias a Anne?


Draco al ver que la dama se quedaba callada, le dijo al niño


-Por que esta joven acaba de salvarte la vida-


El niño la miro asombrado un momento para después dedicarle una tímida sonrisa, le tomo la mano y beso sus nudillos como había visto que su padre hacia con su madre cada vez que la veía.


-Muchas gracias- dijo el pequeño- Mi nombre es Alexander Blackwood y estaré en deuda con usted. Ella es mi madre- dijo mientras señalaba a la dama


-Lady Caroline Blackwood, Duquesa de Wilding - dijo la dama- Y el es…- se quedo callada


Las dos mujeres y el niño voltearon a ver al vizconde este no tuvo más remedio que presentarse, aunque no era nada cómodo hacer presentaciones en un carruaje en movimiento


-Draco Malfoy, Vizconde de Ashbourne- contesto el caballero


-Mi lord, no lo he reconocido- dijo Caroline


-No veo por qué debía hacerlo- pensó Draco


Hermione por su parte se sorprendió de escuchar ese nombre Harry le había hablado de él en algunas ocasiones siempre le había dicho que era un libertino y que además de eso era arrogante, déspota y cínico con todos, no parecía ser un libertino como lo había descrito Harry y mucho menos se había comportado arrogante, déspota o cínico, de hecho, parecía ser un hombre considerado aparte de ser terriblemente apuesto. A Ron simplemente le caía mal.


-Debe doblar en esa esquina- dijo Hermione


Lady Caroline miro al vizconde y este dio la indicación al cochero

Cuando llegaron, Hermione se dispuso a saltar del carruaje.

-¡Espera!- la llamaron Lady Caroline y el Vizconde al unísono.

Caroline la alcanzó primero.

-Debo darte las gracias apropiadamente. Tendré pesadillas durante semanas si no lo hago.- Ella se llevó las manos a las orejas, y rápidamente se quitó sus pendientes de diamantes y esmeraldas, depositándolos en las manos de Hermione -Por favor tómalos. Esto es sólo una pequeña muestra de mi agradecimiento, pero quizás te sirvan de ayuda si alguna vez te ves en la necesidad-

Hermione estaba confusa. No podía decirle a esta mujer que ella era la única heredera de una enorme fortuna y que no necesitaba esos aretes, pero al mismo tiempo, podía ver que Caroline necesitaba desesperadamente darle una muestra de su agradecimiento.

-Dios te bendiga- Caroline besó a Hermione en la mejilla y volvió a subir al carruaje.


Hermione se giró hacia el cochero y tomó los huevos que él le dio. Sonrió a Caroline y se dirigió hacia la entrada lateral de la mansión.

-No tan rápido, pequeña- Draco apareció súbitamente a su lado -Yo llevaré eso por ti-

-¡No!- dijo Hermione, demasiado bruscamente -Quiero decir, realmente no es necesario. Nadie se extrañará de que llegue tarde una vez que explique lo de Alex, pero no les gustaría que yo llevara a un extraño a la cocina-

-Tonterías- dijo Draco, cogiendo los huevos con la suprema seguridad de alguien que espera que sus órdenes sean obedecidas.


Hermione retrocedió ante él. Se desataría un infierno si la escoltaba dentro de la casa, y si Ginny comenzaba a llamarla por su verdadero nombre.

-Por favor- rogó. -Por favor simplemente márchese. Tendré problemas si no lo hace-


Draco creyó que el miedo que veía en sus ojos era verdadero y se preguntó de nuevo si ella estaba siendo maltratada. De todos modos, no quería que tuviera problemas por su culpa.

-Muy bien- Él hizo una cortante inclinación de cabeza -Ha sido un placer conocerte, querida Anne-

Hermione se dio la vuelta y se apresuró hacia la puerta de servicio de la mansión, sintiendo durante todo el camino la ardiente mirada de Draco clavada en su espalda. Cuando finalmente atravesó la puerta de la cocina, se sentía como si se hubiese librado por los pelos del desastre.

-¡Hermione!- Gritó todo el mundo al unísono.


-¿Dónde has estado?- exigió Ginny con los brazos en jarras. -Hemos estado muy preocupados por ti-

Hermione suspiró mientras colocaba la cesta con los huevos sobre el mostrador. -¿Ginny, podemos hablar de ello más tarde?- Miró de reojo intencionadamente hacia las criadas, que estaban boquiabiertas mirándola descaradamente.

-Muy bien- accedió Ginny -Vamos arriba ahora mismo-

Hermione gimió. Se sentía súbitamente agotada, su cabeza palpitaba otra vez, y no sabía qué hacer con aquellos malditos pendientes, y...

-¡Oh cielos!- chilló Ginny. Hermione, su dinámica y testaruda prima, se había desmayado.






Recobrando la Conciencia


Draco estaba de pie frente a Riverdale House contemplando la casa. Había visto una expresión de puro pánico en los ojos de Anne, antes de acceder finalmente a no acompañarla al interior. Frunció el ceño, preocupado porque pudiera ser castigada por volver tan tarde del mercado. Aunque había coincidido numerosas veces con el conde y la condesa Riverdale, en realidad, no los conocía demasiado bien. No tenía ni idea de cómo se comportaban en casa. Una parte de la alta sociedad trataba a sus criados abominablemente.


Y aunque se negaba a creer que sintiera por Anne otra cosa que lujuria, le aterrorizaba la idea de que pudiera ser despedida o golpeada. Sentía el impulso de dirigirse directamente a las cocinas de los Granger y asegurarse de que Anne estaba siendo tratada como la heroína que era.

Draco suspiró, ligeramente irritado por la magnitud de su preocupación. No estaba seguro del todo de que ella estuviera completamente repuesta de su caída. En realidad, todo lo que quería hacer en aquel momento era coger a Anne en sus brazos, llevarla a su cuarto y meterla en la cama con una compresa fría sobre la frente.

Gimió ante la visión que se dibujaba en su mente. Si se las arreglaba para meterla en la cama, dudaba de ser capaz de contenerse y no meterse en la cama, a su lado.

Demonios, ¿qué pasaba con él? Sabía que lo mejor era no enredarse en un lío romántico con una criada. Draco gimió, disgustado por las primitivas emociones que lo atravesaban. No podía negar que la joven lo había afectado profundamente. Su corazón había comenzado a latir salvajemente en el momento que la había visto tirada en la calle y no se había calmado hasta que no se aseguró por sí mismo que no estaba seriamente herida. Después de comprobar que no había huesos rotos, la había cogido en brazos y la había transportado suavemente hasta el carruaje. Era pequeña y ligera, acoplándose perfectamente contra su cuerpo.


Cuando Hermione despertó, tenía un enorme dolor de cabeza, no sabía cómo había llegado hasta su habitación.


Se levanto lentamente de su cama y lo primero que vio fue a su prima Ginny de pie junto a su ventana.

-¿Qué haces aquí?- fue lo primero que pregunto Hermione


-Observo a un caballero- contesto Ginny



-¿Se puede saber quién es?-pregunto



-El Vizconde de Ashbourne- contesto Ginny restándole importancia



-¿¿¿QUÉ???- grito Hermione mientras corría al lado de su prima



-Que es El Vizconde de Ashbourne- repitió Ginny



-Te escuche la primera vez que lo dijiste, Ginny- dijo Hermione



-Creí que no- contesto Ginny burlándose



-¿Qué está haciendo ahí?- pregunto



-No lo sé, no pretenderás que baje, cruce la calle y le diga “Disculpe milord, mi prima y yo deseamos saber que hace parado frente a nuestra casa”



Hermione la miro como si le hubiese salido un par de cuernos y una cola.



-No me mires así- dijo Ginny



-¿Hace cuanto que esta parado ahí?-pregunto Hermione



-Supongo que hace más de una hora, porque cuando me levante a ver por la ventana ya estaba ahí, ¿Qué fue lo que te pasó?-



Hermione suspiro, no esperaba menos de su prima pero no pensaba contarle toda la historia con lujo de detalles



-Me caí cuando empuje al hijo de la Duquesa de Wilding por la calle para evitar que los caballos lo arrollaran y el vizconde y la duquesa me trajeron a casa.



-¿Que?- casi grito Ginny- ¿Por qué te trajo el vizconde? ¿Sabe quien eres? ¿Qué le has dicho?-



-Tranquila si me preguntas todo eso al mismo tiempo no te puedo contestar y bueno primero no solo me trajo el vizconde también la duquesa de Wilding y lo hicieron supongo que por ser amables después de lo que hice, segundo no lo saben y tercero ninguno de los dos sabe mi nombre real creen que me llamo Anne y que trabajo en la cocina ¿Contenta?



-Pero Hermione los dos han sido invitados al baile de esta noche si alguno de ellos te ve sobre todo si la duquesa te ve lo pregonara a los cuatro vientos.



-Ella no vendrá y dudo que el vizconde asista- dijo la castaña



-¿Cómo lo sabes?- pregunto la pelirroja



-No recuerdas que la duquesa le envió una nota a mi madre ayer diciendo que lo sentía mucho pero que su esposo llegaría hoy y que deseaba pasar tiempo con el- dijo Hermione



-Si de ella me acuerdo, pero me refería al vizconde- dijo Ginny con apremio



- El vizconde pocas veces aparece en la escena social y dudo que este interesado en asistir al primer baile de la temporada- dijo Hermione



-Es bastante atractivo, lastima que sea un mujeriego- dijo Ginny suspirando



Hermione asintió



-Por cierto ¿Cómo he llegado hasta mi habitación?- pregunto- Lo último que recuerdo es que estaba en la cocina-



-Yo te subí- dijo Ginny con una sonrisa



-¿Tú me has subido tres tramos de escaleras?-



-Bueno, la señora Gibbons ayudó-



-Oh, Dios- dijo Hermione ante la idea de la señora Gibbons teniendo que arrastrarla escaleras arriba. -Qué desastre-



-En realidad, no fue en difícil- continúo Ginny, inconsciente de la angustia de su prima -Primero te pusimos sobre una manta y te envolvimos en ella. Después yo te sujeté de la cabeza y la señora Gibbons de los pies-



-¿Y no me desperté?- pregunto Hermione



-No- contesto Ginny



De repente un terrible pensamiento se introdujo en la mente de Hermione



-¿Y mi madre?-



-No le contamos lo que pasó- la tranquilizó Ginny



-Pero debió oír el escándalo- dijo un tanto asustada



-Sí, bueno, me interrogó después de que te pusiéramos aquí- dijo Ginny



-¿Y?- la apremió Hermione.



-Le dije que te habías desmayado- contesto dándole la menor importancia



-¿Desmayado?- Los ojos de Hermione se agrandaron de incredulidad.



Ginny asintió.



-Del entusiasmo por tu primer gran baile y todo eso- contesto con una sonrisa



-¡Pero eso es ridículo! ¡Yo nunca me desmayo!- dijo Hermione asombrada



-Lo sé- dijo Ginny como si no importara ese hecho



-¡Mamá sabe que nunca me desmayo! – continuo Hermione, jamás se había desmayado a no ser que recibiera un golpe en la cabeza y eso su madre lo sabia.



-Lo sé. No eres precisamente del tipo sincopal- dijo Ginny sentándose en la cama


-En realidad no te creyó, ¿verdad?- pregunto Hermione asombrada de la tranquilidad de su prima


-Ni por un segundo- dijo sinceramente Ginny, tamborileando con sus estilizados dedos sobre el libro. -Pero la tía Elizabeth puede ser maravillosamente discreta algunas veces, y abandonó el tema. Mientras aparezcas en el baile de esta noche en buen estado de salud y ánimo, no dirá una palabra. Estoy segura-


Hermione se sentó, lo que le permitió sentir y examinar nuevos dolores y zonas magulladas.


-Qué día tan ridículo- suspiró.


No hay comentarios:

Publicar un comentario