La frase de la semana

sábado, 10 de julio de 2010

Capítulo 1 -8



Disclaimer: Los personajes que aparecen en esta historia le pertenecen a la maravillosa JK Rowling, a excepción por supuesto de los que se vayan agregando con el tiempo.

En Verano



*** Hermione se encontraba en su habitación preparando una última maleta en la que llevaba recuerdos de su casa, entre las que sobresalían dos fotografías, en una estaba ella con sus padres en un hermoso bosque, al que había ido hacia casi dos semanas atrás, en el fondo de la imagen se podía apreciar un precioso lago con algunas nubes reflejándose en el agua, era uno de sus lugares favoritos. El primer lugar era su casa, después se encontraban Hogwarts, La Madriguera y este bosque que ella solía llamar “Mi LaGras”




Y la otra fotografía era de ella con Harry y Ron sus dos mejores amigos en Hogwarts.




Se quedo observando las fotografías recordando lo feliz que era en ambos lugares y con las personas a las que más quería en todo el mundo, hasta que alguien toco su puerta.




-Hermione, cariño ¿Ya estas lista? El Señor Weasley está abajo.




- Si mamá, ya tengo todo ¿Dónde está papá?




- Subiendo tu baúl al auto del señor Weasley, aunque este ha insistido en hacerlo él, aun no logro comprender su curiosidad por no llamarlo afición, sobre la vida que llevamos sin magia.




- El señor Weasley es así, aunque creo que ni su familia lo entiende.




- Bajemos entonces cariño, no los hagamos, esperar es tarde y seguro que te esperan con ansias en La Madriguera.




Bajaron las escaleras y Hermione intento ocultar lo gracioso que lucía su papá intentando explicarle al Sr. Weasley cómo es que los aviones podían mantenerse en el aire sin caerse.




-Bueno Arthur, eso se debe a su diseño y al elaborado trabajo de los ingenieros aunque tampoco estoy familiarizado con su funcionamiento, pero lo investigare y te lo explicare la próxima vez que nos veamos ¿estás de acuerdo?




-Me parece bien, debe ser algo fascinante




-No estoy muy seguro de eso-pensó Charles Granger




- Hola Sr. Weasley.-saludo Hermione




-Hermione que gusto volver a verte, todos te esperan en La Madriguera, Ginny no ha parado de preguntar por ti en todas las vacaciones, y los gemelos están ansiosos de mostrarte sus nuevos inventos, están creando aparatos muggles, te imaginas aparatos “muggles”.




-Entonces creo que debemos partir, yo también lo he extrañado mucho a todos.




-Mamá, Papá los echare de menos




-Y nosotros a ti Hermione




-Espero que no pase mucho tiempo antes de que nos volvamos a ver- dijo Arthur Weasley




-Saluda a todos en casa, en especial a Molly- dijo Jane Granger




-Así lo hare Jane




Y después de la despedida, Arthur y Hermione subieron al auto volador, en donde él se dedico a preguntarle cómo había pasado su verano y de que ella le contara que había estado la mayor parte del verano en casa y que hace poco visito el lago Grasmere y de todo lo que ese lugar le gustaba, el Sr. Weasley se dedico a interrogarla sobre algunos aparatos muggles que utilizaban “ecletricidad” aunque Hermione se empeño en decirle que era “electricidad” y no “ecletricidad”.




No tardaron en llegar a La Madriguera y antes de que Hermione pudiera llegar a la puerta, Ginny salió corriendo a abrazarla. Estaba feliz de volver a ver a su amiga.




-¡¡¡Hermione!!! No sabes cómo te he extrañado- dijo la pelirroja




-Yo también te extrañe Ginny pero creo que será mejor que entremos a la casa empieza a hacer algo de frio.




-Si tienes razón, vamos, Mamá ha preparado algo especial para ti




- Que bien, por cierto ¿Ya llego Harry?-pregunto Hermione




-No, aun no- dijo con una nota de tristeza en la voz




Fueron directamente a la cocina donde las estaban esperando los demás Weasley.




-Hermione, cariño, me alegra tanto que hayas venido. ¿Ya tienes todo listo? ¿Los Libros? ¿El Uniforme?, te extrañamos tanto.




-Yo también los extrañe y si ya tengo todo listo. Hola Ron




-Hola Hermione-luce diferente - pensó el pelirrojo- no, solo debe haber crecido más.




-Hola Hermione- dijeron al unisonó dos voces, eran los gemelos Weasley, las personas más ingeniosas que había conocido en toda su vida.




-Bueno, es hora de cenar- anuncio Molly Weasley-




Todos se sentaron a la mesa y estuvieron charlando acerca de los nuevos inventos de los gemelos Weasley, de lo mucho que se habían extrañado, pero el que estuvo callado todo el tiempo fue Ron, por lo que al terminar la cena Hermione le pregunto si le pasaba algo a lo que él respondió que no, pero ella sabía que él le estaba mintiendo, aun así lo dejo pasar, ya se enteraría después por Harry.




Así paso dos días entre los regaños de la señora Weasley a los gemelos, la insistencia de Ginny por saber de Harry, a Ron comiéndose todo lo que preparaba la señora Weasley, a Percy ahora convertido en un empleado del ministerio y su empeño por ser el mejor, pero lo que más le sorprendió fue conocer por fin a los hermanos mayores de Ron, Bill que ahora trabajaba en Gringotts, el banco del mundo mágico, y que había sido Premio Anual de Hogwarts, era todo lo contrario a lo que siempre pensó, imaginaba que Bill seria una especie de versión crecida de Percy, pero Bill era y no hay otra palabra para definirlo, guay, era alto, tenía el pelo largo y recogido en una coleta, llevaba un colmillo de pendiente e iba vestido de manera apropiada para un concierto de rock, salvo por las botas que eran de piel de dragón, era todo lo contrario a lo que ella pensaba, y Charlie que tenía una cara ancha de expresión bonachona, con la piel curtida por el clima de Rumania y tan llena de pecas que parecía bronceada sus brazos eran musculosos, y en uno de ellos se veía una quemadura grande y brillante.

















El Verano de Draco Malfoy







Para Draco Malfoy el verano no significaba otra cosa que volver al mismísimo infierno, odiaba estar en su mansión principalmente por su padre, Lucius Malfoy, que cada día lo introducía mas en las Artes Obscuras y no es que detestara aprender de ellas por que estaba muy interesado en conocer todo acerca de ese mundo que muchos detestaban y no por los motivos que su padre imaginaba, sus motivos eran muy diferentes, pero lo que odiaba era ser obligado a hacerlo, después de todo el era un Malfoy, y un Malfoy jamás recibe órdenes de nadie, ni siquiera de otro Malfoy.




Odiaba a su padre más de lo que odiaba a todos los sangre sucia y mucho más de lo que odiaba a la peor de todas las sangres sucias, la amiga del famoso Harry Potter y del pobretón Ron Weasley, la insufrible Hermione Granger.




De hecho, prefería pasar el verano completo en compañía de Granger que un solo día al lado de su padre.




El único motivo por el que soportaba hacerlo cada verano desde que ingreso a Hogwarts, era por su madre, Narcisa Malfoy, la adoraba, aunque jamás se atrevería a decírselo a nadie, ni siquiera a ella. Era la única persona que le importaba, daría todo por ella.




Y aunque ella no fuera una persona cariñosa que digamos, de hecho era muy fría, o al menos eso es lo que aparentaba durante el día, porque durante la noche y solo por unos escasos minutos, Narcisa Malfoy se comportaba como una verdadera madre, acudía a la habitación de Draco mientras creía que el dormía profundamente, a acariciarlo y a decirle lo mucho que lo amaba y antes de irse depositaba un tierno beso en la frente de su único hijo.




Narcisa jamás se enteraría de que Draco la esperaba despierto y fingía dormir a la espera de esas palabras y tiernas caricias que lo hacían quererla cada vez, ya que durante el día ella se limitaba a dirigirle palabras frías y una mirada inexpresiva.




Y era solo por ella que ansiaba cada verano, o mejor dicho cada noche del verano, aunque el día lo prefería pasar con cualquier otro ser que su padre.














Draco se encontraba paseando por los enormes jardines que poseían la Mansión de los Malfoy, recorrer esos jardines le hacía darse cuanta de lo solo que estaba, aunque en realidad eso no le molestaba en absoluto, estaba acostumbrado a su soledad por que en el fondo de su ser sabía muy bien que siempre estaría solo, no importaba que estuviera rodeado de todos aquellos que decían ser sus amigos, sabía muy bien que no lo eran, que solo estaban con el por qué era el príncipe de Slytherin, porque era un Malfoy y no cualquier Malfoy, el era Draco Malfoy, el futuro líder de los mortifagos, eso es lo que el seria y era por eso que obedecía a su padre al aprender todo acerca de las Artes Oscuras, sabía muy bien que él estaría al lado de Lord Voldemort, sirviéndole, hasta que llegara el momento de ocupar su lugar, como el nuevo señor tenebroso, el ser más poderoso.




Estos eran los pensamientos que rondaban por su cabeza cuando una lechuza lo interrumpió, traía un mensaje de Blaise Zabini.




Draco




Espero que para cuando recibas a la lechuza ya te hayas enterado, de lo contrario te lo informo.




Pronto nos uniremos, así que él ha decidido que formemos parte de una especie de prueba en los Mundiales de Quidditch, aun no se dé que se trata, nos lo dirá cuando lleguemos.




Nos veremos pronto.




Zabini




-Draco- acaso no puede dejarme en paz ni un solo minuto-pensó el rubio-




-Sí, padre- contesto malhumorado




-Tengo nuevas noticias para ti-parecía muy emocionado-pronto te unirás a nosotros completamente y El Señor Tenebroso a decidido probar a todos aquellos que desean formar parte de sus filas para saber si son lo suficientemente buenos para estar a su lado. La prueba consiste en eliminar a la mayor cantidad de sangre sucia que se encuentren en los mundiales y a los magos que los protejan. Es hora de que los impuros paguen la osadía que ha tenido al querer formar parte de un mundo que no les pertenece. Y los traidores de la sangre merecen el más doloroso de los finales-




-Para que desea hacerme la prueba a mí- dijo con una nota de petulancia en la voz -soy el mejor




-Nunca cuestiones las ordenes que recibas del Señor Tenebroso- dijo realmente furioso y sosteniendo fuertemente el brazo de Draco - No debes olvidar que él es tu amo.




-El no es mi amo- dijo zafándose del agarre de su padre- yo no recibo ordenes de nadie.




-Acaso aun no entiendes que todo lo que te rodea es por obra suya- grito totalmente fuera de sí- Es él a quien le debes estar vivo y rodeado de todos los lujos que tienes, es a él a quien le debes obediencia por sobre todas las cosas.




-Le obedeceré solo hasta que me convenga a mí-le grito




-No te atrevas nunca a desobedecerlo y mucho menos a intentar traicionarlo porque morirás en el intento, Draco.




-Como si eso te importara-




-No me importa, es cierto, pero no solo te expones a ti mismo también a tu madre y a mí-




-No, a mi madre no-pensó, sin embargo le dijo - ¿Y a mí qué diablos me importa lo que les pase a ustedes dos?, Por mi pueden desaparecer hoy mismo, así no te estarías metiendo en mis asuntos.




- ¡¡¡Basta ya!!!- grito Narcisa bajando las imponentes escaleras – Se que ni a ti ni a nosotros nos importa lo que le pase a cualquiera de nosotros, pero una cosa si debes tener muy clara, Draco, le debes obediencia absoluta a el Señor Tenebroso, porque es a él a quien le debes la vida y es por él que lo tienes todo.




-Yo no le debo nada a nadie y mucho menos a un asqueroso mestizo- dijo con cara de asco




-Dije que basta, tú harás lo que se te ordene- dijo Narcisa y ante esto no pudo hacer nada mas, se retiro furioso del salón a su habitación.




Jamás le llevaría la contraria a su Madre.




Pero antes de que desapareciera por las escaleras, su padre alcanzo a decirle




-Prepárate que pasado mañana iremos a los Mundiales de Quidditch, Fudge nos invito-




-Maldito Fudge, a buena hora se le ocurre invitarnos- mascullo Draco y sin más desapareció por las escaleras














Todo Inicia en El Mundial de Quidditch (parte 1)







Hermione se encontraba sentada en su cama en la habitación de Ginny, es ahí donde se quedaba cada vez que visitaba a los Weasley en La Madriguera. Ambas estaban empacando algunas cosas que llevarían al otro día al Mundial de Quidditch que este año se celebraba en Gran Bretaña.




El señor Weasley había conseguido 10 boletos en el palco del Ministerio para ver el partido entre Bulgaria e Irlanda, en eso estaban las dos chicas cuando un “PUM” en la planta baja acompañado de unas risas anunciaban la llegada de tres de los Weasley, las dos primeras risas eran de Fred y George y la tercera era de Ron.




-¿Qué crees que hicieron esta vez?- pregunto Ginny refiriéndose a los gemelos




- Lo más seguro es que alguna broma a Dudley- dijo en un tono reprobador de voz, y no es que el molesto primo de Harry le agradara, pero no le gustaba que utilizaran la magia en los muggles, porque después de todo Dudley era eso, fastidioso e insoportable, si, pero un muggle al fin y al cabo.




Después de un rato comenzaron a escucharse los gritos de la Señora Weasley hacia los gemelos así que decidieron bajar a ver qué nuevo desastre habían ocasionado los gemelos esta vez.




Solo llego a la puerta y escucho decir a la señora Weasley




-¿Qué han hecho esta vez? Si tiene que ver con los «Sortilegios Weasley»- pero no la dejo terminar por que dijo:




-¿Por qué no le enseñas a Harry dónde va a dormir, Ron?




-Ya lo sabe -respondió Ron- En mi habitación. Durmió allí la última...




-Podemos ir todos -dijo Hermione, con una significativa mirada.




-¡Ah! -exclamó Ron, cayendo en la cuenta- De acuerdo.




-Sí, nosotros también vamos -dijo George.




-¡Ustedes se quedan donde están! -gruñó la señora Weasley.




Hermione y Ginny salieron despacio de la cocina, acompañadas por Harry y Ron, dirigiéndose al piso superior.




-¿Qué es eso de «Sortilegios Weasley»? —preguntó de repente Harry mientras subían las escaleras. Ron y Ginny se rieron, pero Hermione no.




-Mi madre ha encontrado un montón de cosas que ellos han inventado, ya sabes, artículos de broma: varitas falsas y caramelos con truco en la habitación de Fred y George y que pretenden vender en la escuela y no solo ahí, quieren crear su propia tienda «Sortilegios Weasley», cosa que no les hace mucha gracia a mis papas. -dijo Ron en voz baja




Hermione decidió cambiar de tema, ella y Harry ya se imaginaban la cantidad de problemas en los que estarían metidos los gemelos con la sola idea de crear su propia tienda, aunque a ninguno de los dos parecía desagradarle la idea, a los señores Weasley no les parecía lo mejor.




-¿Has pasado un buen verano, Harry? -Quiso saber Hermione- ¿Recibiste nuestros paquetes de comida y todo lo demás?




-Sí, muchas gracias -contestó Harry- Esos pasteles me salvaron la vida.




Pronto llegaron a la habitación de Ron y este le explico a Harry que esta vez la compartirían con Fred y George, ya que la habitación de estos dos la ocupaban Bill y Charlie debido a que Percy se queda en la habitación de Bill, porque tenía que trabajar.




Los cuatro estuvieron el resto de la tarde en la habitación de Ron hablando de lo que habían hecho en el tiempo que no se habían visto. Pronto llego la hora de la cena, la cual pasaron discutiendo desde el aspecto Bill, que no era el adecuado para el Banco Gringotts, pasando por el trabajo de Percy y lo importante que se sentía por trabajar al lado del “señor Crouch” hasta llegar a lo que los había reunido a todos ahí, Los Mundiales de Quidditch. Charlie decía que ganaría Irlanda mientras que Fred y Ron decían que Bulgaria, fue una cena muy amena, ya que la mayor parte de ella la pasaron riendo, pero cuando anocheció la señora Weasley mando a todos a la cama ya que al otro día tendrían que levantarse muy temprano para ir a la Copa.




Al otro día, cuando aun no salía el sol, todos fueron levantados menos Bill, Charlie y Percy que se aparecerían después, mientras que ellos utilizarían un traslador, ubicado en la cima de la colina de Stoatshead. Ahí se encontrarían con un viejo amigo del señor Weasley, Amos Diggory y su hijo Cedric, que era capitán y buscador del equipo de Quidditch de la casa Hufflepuff además de ser el estudiante más popular de todo Hogwarts.




Cuando llegaron ellos ya los esperaban así que no se tardaron mucho en llegar hasta el traslador y que este los trasportara hasta el paramo que los llevaría al estadio que había creado el Ministerio para esta ocasión.




Todos los prados alrededor del estadio estaban llenos de magos y brujas de todo el mundo, pronto llegaron a las tiendas en las que dormirían una para ellas y la otra para el señor Weasley y todos los chicos.




Harry, Ron y ella recorrieron el prado para tomar un poco de agua, mientras lo hacían se fueron encontrando a su paso a Seamus Finnigan, Dean Thomas, Oliver Wood, Ernie Macmillan, un estudiante de cuarto de la casa Hufflepuff, y Cho Chang.




Cuando volvieron faltaba muy poco para irse al estadio, pero mientras tanto Fred y George apostaron a favor de Irlanda y Harry compro tres pares de omniculares para él, Ron y Hermione y cuando por fin llego la hora de verlo, Hermione se quedo muy impresionada, era enorme, tenía capacidad para cien mil personas, pronto llegaron a la Tribuna Principal la cual estaba vacía a excepción de una elfina, después de ellos llego Cornelius Fudge con ministros de otros países.




Pero de pronto apareció la tortura de Hermione, Draco Malfoy con sus padres.




- Como ha cambiado, luce muy guapo, no, parece un Dios- pensó Hermione mientras su corazón se aceleraba por la mirada que el rubio le estaba dirigiendo, una mirada que le dejaba ver un poco de la sorpresa que sentía en esos momentos, pero pronto su cabeza comenzó a recriminárselo- pero que piensas Hermione, es Malfoy el que te insulta y humilla cada vez que puede, el que odia a los sangre sucia- aun así no dejaba de observarlo atentamente. Draco había crecido un poco mas ahora casi tenia la estatura de los gemelos, vestía un traje negro, su piel pálida parecía tener un aspecto tan suave que se antojaba acariciarla aunque fuera solo un momento, su cabello rubio caía libremente por su frente y parecía brillar por las luces del estadio y sus ojos, grises y altivos, oh malditos ojos, seguían siendo fríos e inexpresivos pero muy en el fondo parecían estas ardiendo por algo que parecía ser sorpresa.




- Vaya, ¿en serio esa es Granger?- pensó Draco- pero como ha cambiado, luce muy bien, ¡qué va, bien es poco! ¡Parece un ángel! ¡Esta preciosa! - y comenzó a sentir una especie de calor recorrerlo con el solo hecho de observar esos ojos marrones que lo veían- ¿Pero qué demonios te pasa Malfoy? Es la sangre sucia de Granger – Pero aun así el no podía dejar de mirarla aunque solo habían pasado unos pocos segundos, el sentía que habían paso horas, y la verdad no quería dejar de mirarla. Hermione llevaba puestos unos jeans negros, con un sweater rosa y un abrigo negro encima que dejaba al descubierto su bella figura. Su cabello estaba recogido en una coleta. Tenía un poco de rubor en sus mejillas por el frio y sus ojos marrones brillaban intensos, como si el fuego habitara dentro de ellos.




De pronto, Lucius Malfoy observó a Hermione, rompiendo así el contacto con Draco, ella se puso algo colorada pero no por él, sino por la mirada que le dedico Draco, aun así le devolvió la mirada con determinación, no iba a permitir que ese hombre la humillara. Los Malfoy se alejaron dirigiendo una mirada despectiva hacia los Weasley, con odio a Harry y con asco a Hermione.




Se sentaron en la fila de atrás y a solo unos lugares de ellos, por lo que los podía ver perfectamente desde donde estaba.




-Asquerosos -murmuró Ron- Solo aceptan a los que son igual de repugnantes que ellos.




Pero Hermione no le prestaba atención, aun estaba muy ocupada recordando la mirada del rubio, y Draco se encontraba exactamente en la misma situación.




Ninguno de los dos sabia que entre ellos comenzaba a surgir algo muy intenso.














Todo Inicia en El Mundial de Quidditch (parte 2)







No tardo mucho para que Ludo Bagman comenzara a hablar.




-Damas y caballeros... ¡Bienvenidos! ¡Bienvenidos a la Cuadringentésima Vigésima Segunda Edición de la Copa del Mundo de Quidditch!




Los espectadores gritaron y aplaudieron mientras ondeaban miles de banderas, y los himnos de ambas naciones se escuchaban distorsionados por los gritos de la multitud. El enorme panel que tenían enfrente mostró el marcador: BULGARIA: 0 IRLANDA: 0.




Ludo hizo la presentación de las mascotas de cada país, la mascota que presentaba Bulgaria, no eran otra cosa más que las veelas, las mujeres más hermosas que habitaban la tierra, pues en su sangre llevan la magia de la belleza, no existía ningún otro ser que se les pareciera en lo más mínimo. El equipo de Irlanda presento a los leprechauns que transformaron todos los tréboles que tenían los aficionados en monedas de oro.




-Y ahora, damas y caballeros- volvió a hablar Ludo- ¡demos una calurosa bienvenida a la selección nacional de Quidditch de Bulgaria! Con ustedes... ¡Dimitrov!, ¡Ivanova!, ¡Zograf!, ¡Levski!, ¡Vulchanov!, ¡Volkov! yyyyyyyyy... ¡Krum!




Todos llevaban una túnica color escarlata




-¡Es él, es él! -gritó Ron totalmente emocionado, siguiendo a Krum con los omniculares, queriendo saltar de las tribunas para estar al lado de su ídolo.




Viktor Krum era delgado, moreno y de piel cetrina, con una nariz grande y curva y cejas negras y muy pobladas. Semejaba una enorme ave de presa. Costaba creer que sólo tuviera dieciocho años.




-Y recibamos ahora con un cordial saludo ¡a la selección nacional de quidditch de Irlanda!- Grito Ludo- Les presento a... ¡Connolly!, ¡Ryan!, ¡Troy!, ¡Mullet!, ¡Moran!, ¡Quigley! yyyyyyyyy... ¡Lynch!




Siete borrones de color verde rasgaron el aire al entrar en el campo de juego. Cada uno llevaba una «Saeta de Fuego» y sus nombres bordados en plata en la parte de atrás de sus túnicas.




Y por fin comenzó el partido, Hermione prestaba la mayor atención que podía al partido, o al menos eso era lo que ella se decía, pero se perdió más de la mitad del partido por estar observando de reojo a Draco, que a su vez no le quitaba la mirada de encima, algo extraño no le dejaba apartar la mirada de ella, el sentía como si una fuerza superior a él lo obligara a mirarla.




Así pasaron todo el partido, Hermione mirándolo de reojo y Draco observándola sin que ella se diera cuenta, ella apenas fue consciente de que Irlanda le gano a Bulgaria con 170 a 160 puntos, a pesar de que Krum atrapo la snitch.




Cuando llego la hora de irse hacia las tiendas, Hermione lanzo una última mirada hacia Draco y puedo volver a toparse con esos ojos provocando que miles de mariposas decidieran dar un paseo por su estomago, lo que causo que una tímida sonrisa apareciera en su rostro a lo cual el rubio respondió con una cara de sorpresa total que solo le duro un segundo por lo cual Hermione no puedo verlo pero si lo que siguió a continuación una media sonrisa que a ella le pareció preciosa.




Pero no pudo seguir contemplándola porque en ese momento Harry y Ron la llamaron.




Llegaron a la tienda y pronto comenzaron a escucharse las celebraciones de los irlandeses, cenaron los chicos comenzaron a discutir cada una de las jugadas de Viktor Krum, Harry y Ron estaban muy emocionados y lo defendían con aplomo mientras que Fred y George les decían que era un buen jugador pero que era muy patoso.




Mientras tanto Ginny estaba volviendo loca a Hermione describiendo lo guapos que estaban algunos jugadores y lo guapo que era Cedric viéndolo más de cerca. Aunque pronto se canso al darse cuenta de que ella no le prestaba mucha atención por lo que decidió preguntar




- Hermione ¿En qué piensas? Llevo media hora hablándote y no has dicho más que “ah sí”, “mmm” y “no”.




- ¿Qué?, Lo siento, mmm, es solo que estaba pensando en quién sustituirá a él profesor Lupin- mintió pero Ginny no pareció darse cuenta




- Hermione, deja eso, ya nos enteraremos en cuanto regresemos a la escuela- dijo la pelirroja un tanto molesta.




- Si, tienes razón- lo cierto es que la castaña no había dejado de pensar en el rubio desde que dejaron el estadio, se estaba preguntando que significaría su mirada y esa sonrisa.




Estos fueron sus pensamientos hasta que se durmió profundamente, pero ni en sus sueños dejo de pensar en Draco Malfoy y en sus sueños, él le decía lo mucho que la amaba y la besaba con mucha ternura.




Pero sus sueños fueron interrumpidos por gritos que provenían fuera de la tienda, vi que Ginny también se levantaba y ella hizo lo mismo, solo se puso la bata y salió a ver qué pasaba, afuera ya estaban los Weasley y Harry. Alcanzo a ver como a través del campo marchaba una multitud de magos, que iban muy apretados y se movían todos juntos apuntando hacia arriba con las varitas.




Parecía que no tuvieran rostro, pero después se dio cuenta de que iban tapados con capuchas y máscaras y por encima de ellos, flotaban en el aire, cuatro figuras que se contorsionaban adoptando formas raras. Las cuatro figuras resultaron ser los señores Roberts, el gerente del camping y sus dos hijos. Ellos eran muggles y los magos parecían estarse divirtiendo con ellos.




- Dan ganas de vomitar -murmuró Ron, observando al más pequeño de los niños muggles, que había empezado a dar vueltas como un trompo, a veinte metros de altura, con la cabeza caída y balanceándose de lado a lado como si estuviera muerto.




Bill, Charlie y Percy salieron en ese mismo momento totalmente vestidos y decidieron ir a ayudar a el ministerio seguidos por el Señor Weasley. Este antes de irse les dijo a los gemelos que cuidaran de Ginny y que se dirigiera a un lugar seguro.




-Vámonos -dijo Fred, tomando a Ginny de la mano y tirando de ella hacia el bosque.




Hermione, Harry, Ron y George los siguieron. Al llegar a los primeros árboles volvieron la vista atrás y vieron que la multitud seguía creciendo.




De repente, Ron tropezó y ella y Harry se detuvieron a ayudarlo, pero debido a la oscuridad que los rodeaba, les era imposible ver.




-¿Dónde estás, Ron? - Pregunto Harry




- ¡Lumos!- pronuncio Hermione




-¡Aquí estoy!- Grito Ron




- ¿Qué ha sucedido? -preguntó Hermione nerviosa, deteniéndose tan repente




-Me tropecé con la raíz de un árbol -dijo de malhumor, volviendo a ponerse de pie




-Bueno, con pies de ese tamaño, lo difícil sería no tropezar -dijo detrás de ellos una voz que arrastraba las palabras.




Harry, Ron y Hermione se volvieron con brusquedad. Draco Malfoy estaba solo, cerca de ellos, apoyado tranquilamente en un árbol. Tenía los brazos cruzados y parecía que había estado contemplando todo lo sucedido desde un hueco entre los árboles.




-¡Lárgate de aquí, Malfoy! – Grito Ron




-Cuida esa lengua, Weasley -le respondió Malfoy, con un brillo en los ojos- ¿No sería mejor que se pusieran a correr? No les gustaría que la vieran, supongo...- dijo como si no le importara aunque en el fondo un sentimiento extraño estaba creciendo haciendo que el deseara tomarla de la mano, echar a correr con ella y esconderla para que ningún mortífago la encontrara.




-¿Qué quieres decir? -le preguntó Hermione desafiante.




-Que van detrás de los muggles, Granger -explicó Malfoy- ¿Quieres que ellos te encuentren? Si es así no tienes más que darte una vuelta... Vienen hacia aquí, y les divertiría muchísimo tener a alguien con quien jugar un rato.




-¡Hermione es bruja! -exclamó Harry.




-Sigue tu camino, Potter -dijo Malfoy sonriendo maliciosamente- Pero si crees que no pueden distinguir a un sangre sucia, quédate aquí.




-¡Te voy a romper la boca! -gritó Ron. Todos los presentes sabían que sangre sucia era una denominación muy ofensiva para referirse a un mago o bruja que tenía padres muggles.




-No importa, Ron -dijo Hermione rápidamente, agarrándolo del brazo para impedirle que se acercara a Malfoy. Ella no deseaba que nadie tocara ni uno solo de sus preciosos cabellos.




Desde el otro lado de los árboles llegó otra explosión, más fuerte que cualquiera de las anteriores. Cerca de ellos gritaron algunas personas. Malfoy soltó una risita.




-Qué fácil es asustarlos, ¿verdad? -Dijo con calma- Supongo que tu papá les dijo que se escondieran. ¿Qué pretende? ¿Rescatar a los muggles? ¿O rescatar a esta sangre sucia? – Lo que daría por ser yo el que la protegiera, a mi lado nada le pasaría – Pensó Malfoy- ¡Demonios Draco, es una sangre sucia, deja eso por la paz!- Se enojo por desear estar al lado de Granger.




-¿Dónde están tus padres, Malfoy? -Preguntó Harry, a quien le hervía la sangre - Tendrán una máscara puesta, ¿no?




Malfoy se volvió hacia Harry, sin dejar de sonreír.




-Aun ahora luce guapísimo- pensó Hermione- ¡Deja de pensar en eso, Hermione! ¡Es el estúpido de Malfoy!- Se recrimino




-Bueno, si así fuera, me temo que no te lo diría, Potter.




-Venga, vámonos -los apremió Hermione, arrojándole a Malfoy una mirada de asco- Tenemos que buscar a los otros.




-Mantén agachada tu cabezota, Granger -dijo Malfoy con desprecio.




-Vámonos -repitió Hermione, y arrastró a Ron y a Harry de nuevo al camino.




Pronto llegaron a un paramo en el que no había ni una sola persona, se sentaron a esperar que el ruido cesara, pero más tardaron en sentarse que en verse rodeados por 5 encapuchados




Harry, Ron y Hermione sacaron rápidamente sus varitas y apuntaron a los que están frente y aun lado de ellos.




La batalla comenzó, Harry y Ron se fueron alejando de Hermione. El primero libraba batalla con el que parecía ser el líder y otro hombre de baja estatura, ambos parecían estar divirtiéndose de ver como Harry intentaba acabar con ellos, lanzaba hechizos como Depulso, Expelliarmus y Flipendo




Pero todos ellos pasaban apenas rozándolos, y el segundo parecía tener más dificultades, pues al ir corriendo había caído un par de veces en las que se había lastimado el brazo, el hombre que lo seguía era más o menos de su estatura pero un poco gordo. Pero este había logrado darle a su oponente en la muñeca el tiempo suficiente para levantarse e intentar atacarlo de nuevo.




Hermione por su parte no se daba por vencida a pesar de que había caído varias veces, había logrado dejar inconsciente al hombre que la atacaba con el hechizo Desmaius.




Su compañera al verlo tirado había murmurado “inútil” al pasar sobre él, ahora solo quedaban ellas dos y Hermione no iba a dejar que su contrincante ganara sin salir lastimada.




-¿Quién eres?- pregunto Hermione mientras estaban frente a frente.




-No tengo porque contestarte, sangre sucia inmunda- le contesto la encapuchada mientras avanzaba hacia ella.




-Solo deseo saber quien me ataca, por que debo ser muy importante para ti para que intentes de todas las formas posibles eliminarme- dijo Hermione




-No tienes la menor importancia, ni tu ni ninguno de los de tu asquerosa especie, y por eso que deben ser eliminados- dijo con asco la encapuchada-




-“Petrificus Totalus- Grito Hermione, pero falló al tropezar con una roca que la hizo caer




De pronto la encapuchada dijo “Carpe Retractum” y Hermione fue lanzada por los aires contra un árbol, lo cual la paralizo el tiempo suficiente para que su atacante lograra llegar hasta ella.




-¿Qué sientes ahora que vas a morir, “sangre sucia”?- dijo la encapuchada




-Solo repugnancia por los de tu clase “sangre pura”- dijo la castaña con un profundo asco




-No has hecho otra cosa que acelerar tu muerte- dijo la encapuchada- “Avada Ked….”- pero no pudo completar el maleficio porque alguien la lanzo por los aires con el hechizo “Relaskio”




Hermione pudo levantarse y ver como alguien corría a su lado, pero aun estaba un poco confundida por el golpe. De pronto unas manos realmente suaves la ayudaron a levantarse y fue cuando su salvador decidió hablar




-¿Estás bien? - Pregunto una voz muy atrayente.




-Sí, gracias,- contesto Hermione - si no hubieras llegado ahora mismo estaría muerta- dijo tambaleándose, por lo cual el chico la sostuvo cerca de su cuerpo.




-Entonces tienes una deuda conmigo, Granger- dijo mientras la sostenía entre sus brazos – “Lumus”- y al fin pudo ver su rostro




-¡No puede ser!-murmuró Hermione- ¡No puedes ser tu!- dijo asombrada tratando de zafarse de él




-Pues sí, soy yo, tu peor pesadilla y ahora mismo tú salvador- dijo Draco Malfoy mientras la apretaba más contra su cuerpo.




-¡Ay!- dijo la castaña al darse cuenta de que su espalda estaba lastimada




Draco aflojo solo un poco su agarre, lo suficiente para no dañarla.




-Creo que no eres tan fuerte después de todo eh, Granger- dijo con una sonrisa en los labios




– ¡Suéltame Malfoy!- dijo Hermione mientras empujaba a Draco, pero en ese mismo momento ella se desmayo.














Todo Inicia en El Mundial de Quidditch (parte 3)







Draco observaba atentamente a Hermione, que yacía recostada sobre su saco, no podía creer lo testaruda que resultaba, pero por algún extraño motivo eso no le molesto como había hecho en otras muchas ocasiones.




Había conjurado agua, gasas, vendas y desinfectante y lo primero que hizo fue revisar que la espalda de Hermione no estuviera muy lastimada y dio gracias al darse cuenta de que solo había un enorme moretón al lado derecho de su columna- eso fue lo que debió dolerle- pensó mientras acariciaba suavemente la espalda de Hermione, pudiendo así comprobar que su piel era realmente muy suave, pronto recordó que ella estaba lastimada así que la recostó bocarriba y comenzó a examinarla, no era un medimago pero estaba seguro de que no sería un inútil y por lo menos sería capaz de desinfectar las heridas de la castaña.




Al revisarla pudo darse cuenta de que tenía pequeñas lesiones en los brazos y un raspón que sangraba en la rodilla, pero lo que más le molesto fue que tenía un pequeño arañazo en el rostro, aun después de curarlo no supo porque le molesto, estaba seguro de que Hermione le gustaba, pero solo eso.




Cuando termino de desinfectar las heridas se sentó frente a ella y espero pacientemente a que ella despertara. Ni un solo segundo puedo despegar su mirada de ella y esto empezaba a molestarle, pero al final el sueño lo venció.




De pronto Hermione despertó, pero al no ver a nadie a su lado, pensó que todo lo había imaginado, pero al ver que su pantalón estaba levantado y su rodilla esta vendada, se puso nerviosa.




-¿Malfoy?- Pregunto dudosa. Espero unos segundos y al no recibir respuesta comenzó a buscar su varita-¡Lumus!- y lo pudo ver recostado contra un árbol, se acerco lo mas callada que pudo a su lado y pudo observarlo mejor.




- ¡Dios! ¿Cómo alguien que es tan bello mientras duerme puede ser tan cruel cuando despierta?- pensó Hermione mientras en el fondo de su ser empezaban a surgir unas imperiosas ganas de acariciarlo, se arrodillo junto a él, algunos cabellos de Draco estaban posados sobre su frente, ella intento acomodarlos pero antes de que llegara a mover alguno de ellos Draco despertó y tomo fuertemente la muñeca de Hermione-




-¡ay!-dijo Hermione, le dolía la muñeca por alguna una herida de la que no sabía ni como se la había hecho.




-Lo siento-dijo Draco soltando su muñeca- ¿Lo siento? ¿Por qué demonios dije eso?- pensó Draco




-Idiota- le dijo Hermione




-Veo que ya estás bien Granger, así que muévete, vámonos-dijo Draco volviendo a usar su tono frio




-¿Irnos? ¿A dónde?- pregunto nerviosa Hermione




-Al campamento, tonta-dijo Draco con una nota divertida en la voz- aunque si quieres puedo hacer una excepción y nos vamos a otro lado- dijo con una voz bastante tentadora.




-No seas idiota Malfoy- contesto Hermione poniéndose muy roja




-Que linda se ve así- pensó Draco -¿Otra vez con tus estupideces? Es una sangre sucia, recuérdalo- se recrimino Draco




-¡No vuelvas a insultarme, Granger! yo no soy uno de los estúpidos de tus amigos a los que puedes mandar- dijo poniéndose furioso




-¡Tu nunca serias mi amigo, Malfoy!- grito Hermione y por alguna razón que aun era desconocida por el rubio esto le dolió profundamente.




-Si alguno de los dos se decidiera a ser amigo del otro, créeme Granger, que la afortunada serias tu y no yo- dijo con la altivez que lo caracterizaba




- Imbécil- dijo la castaña mientras se alejaba del rubio




- ¿Ahora a dónde vas?- pregunto irritado Draco




-A l campamento, mis amigos deben estar preocupados por mí y yo debo saber si ellos están bien y si no les ha pasado nada- dijo recordado la batalla que habían enfrentado y la cual los orillo a separarse.




Draco la siguió en silencio estaba pensando porque no le gustaba saber que Granger jamás seria su amiga pero después una voz que sonaba parecida a la suya le dijo




-¿Cómo esperas que sea tu amiga, si desde que se conocen te la has pasado humillándola de todas las formas posibles?-




Hermione por su parte iba analizando al rubio y su actitud que por momentos parecía actuar como si se tratase de otra persona. Pero después otra voz similar a la que escucho Draco le dijo que algo tramaba, Malfoy jamás cambiaria y seguramente estaba pensando en nuevos insultos para que se los dijeran él y los odiosos y repugnantes “sangre pura” que lo alababan todos los días en cuando entraran a Hogwarts. Pronto llegaron al campamento pero antes de entrar Draco se separo de ella y ambos experimentaron una sensación de vacío, como si algo faltara.




Hermione lo olvido en cuanto vio a sus amigos y corrió a abrazarlos




-Hermione, ¿Dónde has estado te hemos buscado por todos lados?- dijo el pelinegro mientras la abrazaba pero cuando Harry la abrazo ella se quejo.




-¿Estás bien? ¿Te paso algo?- pregunto preocupado Ron




-Salí un poco lastimada de la batalla pero estoy bien, alguien me quito de encima a la Mortifaga que me tenía acorralada- dijo Hermione




-¿Alguien?-Pregunto Harry- ¿Quien?-




-No lo sé, aun no estoy segura de que fuera el-dijo recordando a el rubio




-¿Quién Hermione?- insistió Harry




-Draco Malfoy- contesto la castaña




-¿Qué?- pregunto exaltado el pelirrojo- ¿Qué Draco Malfoy te ayudo? Eso es imposible




-No Ron, fue el, si él no hubiera llegado a tiempo yo estaría muerta-




-¿Estás segura de que no fue él quien te ataco?- pregunto todavía dudoso el pelinegro




-Si Harry, Draco me ayudo- dijo Hermione, pero prefirió callarse el hecho de que también la había curado.




Estuvieron hablando de lo que sucedió en el campamento hasta muy altas horas de la madrugada, hasta que el Señor Weasley los mando a la cama.




El sueño y el cansancio la empezaron a vencer cuando de pronto recordó que no le había agradecido a Malfoy su ayuda. Esa fue la primera noche que Hermione Jane Granger soñó con Draco Malfoy por segunda vez.




Draco se dirigía a donde estaban reunidos su padre, los demás mortifagos y sus compañeros de casa.




-¿Dónde estabas?-pregunto furioso su padre-Hace una hora que todos volvieron.




-Me encontré con Potter, Weasley y Granger y tuve una pelea con ellos- mintió Draco, su padre ni siquiera se dio cuenta de la mentira y dijo




-¿Acabaste con ellos?- pregunto




-No, pero los he lastimado bastante, sobre todo a la “sangre sucia”-No le gusto llamar así a Hermione.




-De acuerdo es hora de irnos, El Señor Tenebroso nos espera- dijo Lucius Malfoy




Al otro día muy temprano, Hermione y Harry partieron con los Weasley, pero incluso mientras caminaba hacia el traslador iba buscando con la mirada a el Príncipe de Slytherin, pero no lo encontró.




Pero no se dio cuenta de que a lo lejos unos fríos ojos grises la observaban detenidamente hasta que desapareció rumbo a la Madriguera.














Rumbo a Hogwarts







Llegaron a la madriguera y la señora Weasley los recibió muy preocupada con un periódico en las manos, lo primero que hizo fue abrazar a los gemelos hasta casi asfixiarlos y decirles lo mucho que sentía haberlos regañado antes de irse y lo mucho que los amaba, el señor Weasley prácticamente tuvo que arrancar a los gemelos de entre los brazos de su madre.




Luego de que el señor Weasley le pidiera una taza de té muy cargado con un poco de whisky de fuego a Bill, Molly Weasley se calmo y los chicos pudieron subir a sus habitaciones a terminar de empacar sus cosas y los libros y materiales que la señora Weasley les había comprado en el callejón Diagon.




Ron encontró entre sus cosas una especie de vestido que olía realmente mal y cuando dijo que era de Ginny, Hermione que se encontraba en la habitación le dijo que no era un vestido sino un traje de gala, en ese preciso momento entraba la señora Weasley con las túnicas de la escuela lavadas y Ron comenzó a decirle que él para que quería una túnica de gala, paso cerca de 20 minutos discutiendo con su mama del porque a Harry le habían comprado una túnica verde obscura y a él una especie de vestido viejo y apestoso, hasta que por fin la señora Weasley dio por termina la conversación.




Dos días después partieron rumbo a la estación King’s Cross, en tres taxis muggles en el cual hasta los pobres choferes salieron lastimados por culpa de Pigwidgeon, que estaba armando un barullo inaguantable, unas cuantas bengalas fabulosas del doctor Filibuster que prendían con la humedad, y Crookshanks que se asusto con las bengalas y araño al pobre taxista.




Llegaron al andén nueve y tres cuartos y lo primero que hizo Hermione fue buscar a Draco por todo el andén, pero no lo vio así que subió al tren junto a Harry y Ron y buscaron un compartimiento, no llevaban ni la mitad del camino cuando escucharon la voz de Draco Malfoy, el corazón de Hermione se paro por algunos segundos para retomar un ritmo más acelerado y pudo alcanzar a oírle decir




-... Mi padre pensó en enviarme a Durmstrang antes que a Hogwarts. Conoce al director. Ya saben lo que piensa de Dumbledore: a ése le gustan demasiado las sangres sucias... En cambio, en el Instituto Durmstrang no admiten a ese tipo de chusma. Pero a mi madre no le gustaba la idea de que yo fuera al colegio tan lejos. Mi padre dice que en Durmstrang tienen una actitud mucho más sensata que en Hogwarts con respecto a las Artes Oscuras. Los alumnos de Durmstrang las aprenden de verdad: no tienen únicamente esa porquería de defensa contra ellas que tenemos nosotros...




Hermione se levantó, fue de puntillas hasta la puerta del compartimiento y la cerró para no dejar pasar la voz de Malfoy.




-Así que piensa que Durmstrang le hubiera venido mejor, ¿no? -dijo enojada pero sobre todo muy sentida sin embargo dijo- Me gustaría que se lo hubieran llevado allí. De esa forma no tendríamos que aguantarlo.




Estuvieron hablando de las dos escuelas más importantes de magia aparte de Hogwarts.




Varios de sus amigos pasaron a verlos a lo largo de la tarde, incluidos Seamus




Finnigan, Dean Thomas y Neville Longbottom. Los chicos se pusieron a hablar de Quidditch y tras más de media hora Hermione se puso a leer algunos libros




Mientras revivían el partido de la Copa, Neville los escuchaba con envidia.




-Mi abuela no quiso ir -dijo con evidente tristeza- No compró entradas. Supongo que habrá sido impresionante...




-Lo fue -dijo Ron- Mira esto Neville...- le enseño la miniatura de Viktor Krum.




-¡Vaya!- dijo Neville emocionado




-Lo vimos muy de cerca, además -añadió Ron- porque estuvimos en la tribuna principal...




-Por primera y última vez en tu vida, Weasley.- dijo una voz que todos conocían muy bien, era Draco Malfoy que acababa de aparecer en la puerta. Detrás de él estaban Vincent Crabbe y Gregory Goyle, sus enormes y brutos amigotes, que parecían haber crecido durante el verano al menos treinta centímetros cada uno. Evidentemente, habían escuchado la conversación a través de la puerta del compartimiento, que Dean y Seamus habían dejado entreabierta.




-No recuerdo haberte invitado a entrar, Malfoy -dijo Harry fríamente.




-¿Qué es eso, Weasley? -preguntó Malfoy, señalando la jaula de Pigwidgeon.




Una manga de la túnica de gala de Ron colgaba de ella balanceándose con el movimiento del tren, y el puño de puntilla de aspecto enmohecido resaltaba a la vista. Ron intentó ocultar la túnica, pero Malfoy fue más rápido: agarró la manga y tiró de ella.




-¡Miren esto! -exclamó Malfoy, encantado, enseñándoles a Crabbe y a Goyle la túnica de Ron- No pensarás ponerte esto, ¿eh, Weasley? Fueron el último grito hacia mil ochocientos noventa...




- ¡Vete a la mierda, Malfoy! -le dijo Ron, con la cara del mismo color que su túnica cuando la desprendió de las manos de Malfoy.




Malfoy se rió de él sonoramente. Crabbe y Goyle se reían también como tontos.




-¿Así que vas a participar, Weasley? ¿Vas a intentar dar un poco de gloria a tu apellido? También hay dinero, por supuesto. Si ganaras podrías comprarte una túnica decente...




-¿De qué hablas? -preguntó Ron bruscamente.




-¿Vas a participar? -repitió Malfoy- Supongo que tú sí, Potter. Nunca dejas pasar una oportunidad de exhibirte, ¿verdad?




-Malfoy, una de dos: explica de qué estás hablando o vete -dijo Hermione con irritación pero esta pareció desparecen en cuanto los ojos del rubio se posaron sobre ella.




Una alegre sonrisa se dibujó en el pálido rostro de Malfoy.




-¿Es que acaso nunca deja de ser tan bello?- se pregunto Hermione




-¡No me digas que no lo saben! -dijo muy contento- ¿Tú tienes en el Ministerio a un padre y un hermano, y no lo sabes? Dios mío, mi padre me lo dijo hace un siglo... Cornelius Fudge se lo explicó. Pero, claro, mi padre siempre se ha relacionado con la gente más importante del Ministerio... Quizá el rango de tu padre es demasiado bajo para enterarse, Weasley. Sí... seguramente no tratan de cosas importantes con tu padre delante.- hizo una mueca de asco pero pronto volvió a reírse y les hizo una seña a Crabbe y Goyle para que los tres se fueran.




Ron se puso en pie y cerró la puerta corredera del compartimiento dando un portazo tan fuerte que el cristal se hizo añicos.




-¡Ron! -le reprochó Hermione. Luego sacó la varita y susurró- ¡Reparo!




-Los trozos se recompusieron en una plancha de cristal y regresaron a la puerta.




-Bueno... ha hecho como que lo sabe todo y nosotros no -dijo Ron con un gruñido- «Mi padre siempre se ha relacionado con la gente más importante del Ministerio...» Mi padre podría haber ascendido cuando hubiera querido... pero prefiere quedarse donde está...




-Por supuesto que sí -asintió Hermione en voz baja- No dejes que te moleste Malfoy, Ron.




-¿Él? ¿Molestarme a mí? ¡Como si pudiera! -replicó Ron cogiendo uno de los pasteles en forma de caldero que quedaban y aplastándolo.




Después de su encuentro con Malfoy su mente parecía no querer dejar de pensar en el. Le hacía recordar segundo a segundo los gestos de Malfoy y aunque tuviera un gesto de asco su rostro seguía siendo inmensamente bello




-Hermione ¿Estás bien?-pregunto Harry al ver que estaba bastante distraída




-Sí, solo estaba pensando en lo que nos dijo la mamá de Ron.- volvió a mentir Hermione




FLASH BACK




Estaban en el andén nueve y tres cuartos apunto de subir al tren cuando Ginny y Charlie se separaron un poco.




Era hora de abordar el tren y ellos se despedían de la señora Weasley.




- Gracias por la estancia, señora Weasley -dijo Hermione después de que subieron al tren, cerraron la puerta y se asomaron por la ventanilla para hablar con ella.




-Sí, gracias por todo, señora Weasley -dijo Harry.




-El placer ha sido mío -respondió ella- Los invitaría también a pasar la Navidad, pero... bueno, creo que preferirán quedarse en Hogwarts, porque con una cosa y otra...




-¡Mamá! -exclamó Ron enfadado- ¿Qué es lo que saben ustedes tres y nosotros no?




-Esta noche se enteraran, espero -contestó la señora Weasley con una sonrisa- Va a ser muy emocionante la sorpresa... Desde luego, estoy muy contenta de que hayan cambiado las normas...




-¿Qué normas? -preguntaron Harry, Ron, Fred y George al mismo tiempo.




-Seguro que el profesor Dumbledore se los explicará... Ahora, pórtense bien, ¿eh? ¿Eh, Fred? ¿Eh, George?




El tren pitó muy fuerte y comenzó a moverse.




-¡Dinos lo que va a ocurrir en Hogwarts! -gritó Fred desde la ventanilla cuando ya las figuras de la señora Weasley, de Bill y de Charlie empezaban a alejarse- ¿Qué normas van a cambiar?




Pero la señora Weasley tan sólo sonreía y les decía adiós con la mano. Antes de que el tren hubiera doblado la curva, ella, Bill y Charlie habían desaparecido.




FIN FLASH BACK




-Sí, ¿Qué cosa creen que nos espere este año? ¿Y de que “emocionante sorpresa” hablaba mamá?




-No lo sé, pero pronto lo averiguaremos- dijo Harry señalando a lo lejos el castillo.




Bajaron del tren y fueron directo a los carruajes, Hermione estaba a punto de subirse cuando la risa hueca de Draco la hizo voltear, su rostro se ilumino al verlo pero el aun no los veía.




De pronto el Slytherin dejo de mirar a Pansy y al voltear el rostro sus ojos se toparon con los de Hermione.




El corazón de ambos parecía querer salirse de sus pechos, la mirada que Draco le dirigía hizo que la sangre de Hermione decidiera amontonarse en su rostro haciendo que un vivo color rojo se apoderara de sus mejillas.




Draco por su parte, también se sonrojo pero solo por un brevísimo instante por que fue capaz de evitar su sangre se colocara en sus mejillas.




-¡¡¡DRACO!!! ¡Estás aquí!-pensó emocionada la castaña- ¿Qué te pasa Hermione? ¿Por qué no dejas de emocionarte por verlo?- se cuestionó




-¡¡¡HERMIONE!!! ¡Debería tener siempre ese color! ¡La hace ver tan dulce!-pensó el rubio -¿Dulce? Debes dejar de pensar así cada vez que la vez ¡es una sangra sucia! ¡Demonios!














Un nuevo curso con muchas sorpresas







-¡Pero miren a quienes tenemos aquí! Son Potty, la Comadreja y la Sangre Sucia- dijo Blaise Zabini mientras se acercaba lentamente a ellos.




Draco le envió una mirada furiosa a Zabini por haber usado el término “sangre sucia” con Hermione pero él la interpreto como “tengo mejores apodos que esos”




-¡Cállate Zabini!-dijo Harry enojado




-¡Huy! ¡Parece que este año “San Potter” vino con agallas!-dijo en tono burlón Zabini




-¿Por qué no vas a destilar tu veneno a otro parte, asquerosa serpiente?- dijo Hermione saliendo del trance en el que parecía haber entrado desde que su mirada se encontró con la de Draco.




-¿Cómo te atreves a dirigirte a alguno de nosotros “asquerosa sangre sucia”?-dijo Pansy Parkinson adelantándose un poco.




-Si no te gusta, ¿Por qué no se van de una buena vez?-pregunto Ron.




-Déjenlos- dijo Draco sorprendiendo a todos, especialmente a Hermione – No valen la pena-dijo con su habitual forma de arrastrar las palabras mientras se dirigía a tomar el carruaje que había llegado, Blaise, Pansy, Crabbe y Goyle lo siguieron.




Ya en el carruaje comenzaron a pedirle una explicación por su comportamiento




-Tengo un mejor plan para arruinar el inicio del curso para esos tres-dijo Draco, aunque en realidad aun no había pensado en eso, todo lo que ocupaba su mente era un solo nombre o mejor dicho una sola persona, Hermione Granger.




-¿A si? ¿Y cuál es el plan?- dijo Zabini




-Se los diré en cuanto estemos en la mazmorra- dijo Draco, lo cual le daba un poco de tiempo para pensar en su plan.




Después de su encuentro con Hermione, Harry y Ron, Draco no había dejado de pensar en ella, ya no había duda, Hermione Granger le gustaba y mucho, lo suficiente como para querer pasar tiempo con ella. ¡Eso es!- pensó de pronto- ¡ya sé cómo me voy a vengar de Potter y Weasley y al mismo tiempo pasar tiempo con Hermione!




Las cuatro personas que lo acompañaban intentaron involucrarlo en la conversación, pero al ver que este los ignoraba totalmente, dejaron de intentarlo, de pronto comenzó a llover, no una lluvia ligera, más bien parecía que el cielo se les venía encima.




Pronto llegaron al colegio y ahí la volvió a ver, -esta tan bonita cuando se sume en sus pensamientos-pensó Draco.




Harry, Ron y Hermione cruzaron el vestíbulo entre resbalones y atravesaron la puerta doble de la derecha. Ron murmuraba entre dientes y se apartaba el pelo empapado de la cara.




El Gran Comedor, decorado para el banquete de comienzo de curso, tenía un aspecto tan espléndido como de costumbre, y el ambiente era mucho más cálido que en el vestíbulo. A la luz de cientos y cientos de velas que flotaban en el aire sobre las mesas, brillaban las copas y los platos de oro. Las cuatro largas mesas pertenecientes a las casas estaban abarrotadas de alumnos que charlaban. Al fondo del comedor, los profesores se hallaban sentados a lo largo de uno de los lados de la quinta mesa, de cara a sus alumnos. Harry, Ron y Hermione pasaron por delante de los estudiantes de Slytherin, de Ravenclaw y de Hufflepuff, y se sentaron con los demás de la casa de




Gryffindor al otro lado del Gran Comedor, junto a Nick Casi Decapitado, el fantasma de Gryffindor.




-Buenas noches -dijo sonriéndoles.




-¡Pues cómo serán las malas! -contestó Harry, quitándose los zapatos y vaciándolos de agua- Espero que se den prisa con la Ceremonia de Selección, porque me muero de hambre.




Estuvieron platicando con el por no más de diez minutos cuando Ron comenzó a quejarse




-¡Que se den prisa! -gimió Ron, al lado de Harry- Podría comerme un hipogrifo.




No había acabado de pronunciar aquellas palabras cuando se abrieron las puertas del Gran Comedor y se hizo el silencio. La profesora McGonagall marchaba a la cabeza de una larga fila de alumnos de primero, a los que condujo hasta la parte superior del Gran Comedor, donde se encontraba la mesa de los profesores. Si Harry, Ron y Hermione estaban mojados, lo suyo no era nada comparado con lo de aquellos alumnos de primero. Más que haber navegado por el lago, parecían haberlo pasado a nado. Temblando con una mezcla de frío y nervios, llegaron a la altura de la mesa de los profesores y se detuvieron, puestos en fila, de cara al resto de los estudiantes. El único que no temblaba era el más pequeño de todos, un muchacho con pelo castaño desvaído que iba envuelto en lo que Harry reconoció como el abrigo de piel de topo de Hagrid. El abrigo le venía tan grande que parecía que estuviera envuelto en un toldo de piel negra.




Comenzó la selección y el pequeño que tenía el abrigo de Hagrid resulto ser Dennis Creevey, el hermano menor de Colin Creevey, y que se quedo junto a él en Gryffindor.




-Se acerca el momento -dijo Ron cogiendo el tenedor y el cuchillo y mirando ansioso su plato de oro.




El profesor Dumbledore se puso en pie. Sonreía a los alumnos con los brazos abiertos en señal de bienvenida.




-Tengo sólo dos palabras que decirles -dijo, y su profunda voz resonó en el Gran




Comedor- ¡A comer!




-¡Obedecemos! -dijeron Harry y Ron en voz alta, cuando por arte de magia las fuentes vacías de repente aparecieron llenas ante sus ojos.




Nick Casi Decapitado observó con tristeza cómo Harry, Ron y Hermione llenaban sus platos de comida.




-¡Ah, «esdo esdá me’or»! -dijo Ron con la boca llena de puré de patatas.




-Tienen suerte de que haya banquete esta noche, ¿saben? -comentó Nick Casi




Decapitado- Antes ha habido problemas en las cocinas.




-¿«Po’ gué»? ¿«Gué ha sudedido»? -dijo Harry, con la boca llena con un buen pedazo de carne.




-Peeves, por supuesto -explicó Nick Casi Decapitado, moviendo la cabeza, que se tambaleó peligrosamente. Se subió la gorguera un poco más- Lo de siempre, ya saben. Quería asistir al banquete. Bueno, eso está completamente fuera de cuestión, porque ya lo conocen, es un salvaje; no puede ver un plato de comida y resistir el impulso de tirárselo a alguien. Celebramos una reunión de fantasmas al respecto. El Fraile Gordo estaba a favor de darle una oportunidad, pero el Barón Sanguinario... más prudentemente, a mí parecer... se mantuvo en sus trece.




El Barón Sanguinario era el fantasma de Slytherin, un espectro adusto y mudo cubierto de manchas de sangre de color plateado. Era el único en Hogwarts que realmente podía controlar a Peeves.




-Sí, ya nos pareció que Peeves estaba enfadado por algo -dijo Ron en tono enigmático- ¿Qué hizo en las cocinas?




-¡Oh, lo normal, ya saben! -respondió Nick Casi Decapitado, encogiéndose de hombros- Alborotó y rompió cosas. Tiró cazuelas y sartenes. Lo encontraron nadando en la sopa. A los elfos domésticos los sacó de sus casillas...




¡Paf!




Hermione acababa de golpear su copa de oro. El zumo de calabaza se extendió rápidamente por el mantel, manchando de color naranja una amplia superficie de tela blanca, pero Hermione no se inmutó por ello.




-¿Aquí hay elfos domésticos? -preguntó, clavando los ojos en Nick Casi Decapitado, con expresión horrorizada- ¿Aquí, en Hogwarts?




-Claro que sí -respondió Nick Casi Decapitado, sorprendido de la reacción de Hermione- Más que en ninguna otra morada de la Gran Bretaña, según creo. Más de un centenar.




-¡Si nunca he visto a ninguno! –dijo Hermione con una expresión de asombro.




-Bueno, apenas abandonan las cocinas durante el día -le explicó Nick Casi Decapitado- Salen de noche para hacer un poco de limpieza... atender los fuegos y esas cosas... Se supone que no hay que verlos. Eso es lo que distingue a un buen elfo doméstico, que nadie sabe que está ahí.




Hermione lo miró fijamente.




-Pero ¿les pagan? –Preguntó- Tienen vacaciones, ¿no? Y... y baja por enfermedad, pensiones y todo eso...




Nick Casi Decapitado se rió con tantas ganas que la gorguera se le bajó y la cabeza se le cayó y quedó colgando del fantasmal trocito de piel y músculo que todavía la mantenía unida al cuello.




-¿Baja por enfermedad y pensiones? -repitió, volviendo a colocarse la cabeza sobre los hombros y asegurándola de nuevo con la gorguera- ¡Los elfos domésticos no quieren bajas por enfermedad ni pensiones!




Hermione miró su plato, que estaba casi intacto, puso encima el tenedor y el cuchillo y lo apartó de ella.




-«Vabos, He’mione» -dijo Ron, rociando sin querer a Harry con trocitos de budín de Yorkshire- «Va’a», lo siento, «Adry»-Tragó- ¡Porque te mueras de hambre no vas a conseguir que tengan bajas por enfermedad!




-Esclavitud -dijo Hermione, respirando con dificultad- Así es como se hizo esta cena: mediante la esclavitud. Y se negó a probar otro bocado.




Una vez que terminaron de cenar el profesor Dumbledore hablo




-¡Bien! -dijo sonriéndoles a todos- Ahora que todos estamos bien comidos-Hermione lanzó un gruñido— debo una vez más rogar su atención mientras les comunico algunas noticias: El señor Filch, el conserje, me ha pedido que les comunique que la lista de objetos prohibidos en el castillo se ha visto incrementada este año con la inclusión de los yoyós gritadores, los discos voladores con colmillos y los bumeranes-porrazo. La lista completa comprende ya cuatrocientos treinta y siete artículos, según creo, y puede consultarse en la conserjería del señor Filch. La boca de Dumbledore se crispó un poco en las comisuras. Luego prosiguió -Como cada año, quiero recordarles que el bosque que está dentro de los terrenos del castillo es una zona prohibida a los estudiantes. Otro tanto ocurre con el pueblo de Hogsmeade para todos los alumnos de primero y de segundo. Es también mi doloroso deber informarles de que la Copa de quidditch no se celebrará este curso-




-¡¿Qué?! -dijo Harry sin aliento.




Miró a Fred y George, sus compañeros del equipo de quidditch. Le decían algo a Dumbledore moviendo sólo los labios, sin pronunciar ningún sonido, porque debían de estar demasiado consternados para poder hablar. Dumbledore continuó:




-Esto se debe a un acontecimiento que dará comienzo en octubre y continuará todo el curso, acaparando una gran parte del tiempo y la energía de los profesores... pero estoy seguro de que lo disfrutaran enormemente. Tengo el gran placer de anunciar que este año en Hogwarts...-




Pero en aquel momento se escuchó un trueno ensordecedor, y las puertas del Gran Comedor se abrieron de golpe. En la puerta apareció un hombre que se apoyaba en un largo bastón y se cubría con una capa negra de viaje. Todas las cabezas en el Gran Comedor se volvieron para observar al extraño, repentinamente iluminado por el resplandor de un rayo que apareció en el techo. Aquella luz mostro el rostro del hombre. Parecía como labrado en un trozo de madera desgastado por el tiempo y la lluvia, por alguien que no tenía la más leve idea de cómo eran los rostros humanos y que además no era nada habilidoso con el formón. Cada centímetro de la piel parecía una cicatriz. La boca era como un tajo en diagonal, y le faltaba un buen trozo de la nariz. Pero lo que lo hacía verdaderamente terrorífico eran los ojos.




Uno de ellos era pequeño, oscuro y brillante. El otro era grande, redondo como una moneda y de un azul vívido, eléctrico. El ojo azul se movía sin cesar, sin parpadear, girando para arriba y para abajo, a un lado y a otro, completamente independiente del ojo normal... y luego se quedaba en blanco, como si mirara al interior de la cabeza. El extraño llegó hasta Dumbledore. Le tendió una mano tan toscamente formada como su cara, y Dumbledore la estrechó, murmurando palabras que Harry no consiguió oír. Parecía estar haciéndole preguntas al extraño, que negaba con la cabeza, sin sonreír, y contestaba en voz muy baja. Dumbledore asintió también con la cabeza, y le mostró al hombre el asiento vacío que había a su derecha. El extraño se sentó y comenzó a comer mientras observaba a los estudiantes.




-Les presento a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras -dijo alegremente Dumbledore, ante el silencio de la sala- el profesor Moody.




Lo normal era que los nuevos profesores fueran recibidos con saludos y aplausos, pero nadie aplaudió aquella vez, ni entre los profesores ni entre los alumnos, a excepción de Hagrid y Dumbledore. El sonido de las palmadas de ambos resonó tan tristemente en medio del silencio que enseguida dejaron de aplaudir. Todos los demás parecían demasiado impresionados por la extraña apariencia de Moody para hacer algo más que mirarlo.




-¿Moody? -le susurró Harry a Ron- ¿Ojoloco Moody? ¿Al que tu padre ha ido a ayudar esta mañana?




-Debe de ser él —dijo Ron, con voz asustada.




-¿Qué le ha ocurrido? -preguntó Hermione en voz muy baja- ¿Qué le pasó en la cara?




-No lo sé -contestó Ron, observando a Moody con fascinación.




Moody parecía totalmente indiferente a aquella fría acogida.




Dumbledore volvió a aclararse la garganta.




-Como iba diciendo -siguió, sonriendo a la multitud de estudiantes que tenía delante, todos los cuales seguían con la mirada fija en Ojoloco Moody- tenemos el honor de ser la sede de un emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos meses, un evento que no se celebraba desde hacía más de un siglo. Es un gran placer para mí informarles de que en este curso tendrá lugar en Hogwarts el Torneo de los Tres Magos.




-Algunos de ustedes seguramente no saben qué es el Torneo de los Tres Magos, así que espero que los que lo saben me perdonen por dar una breve explicación mientras piensan en otra cosa.




»EI Torneo de los tres magos tuvo su origen hace unos setecientos años, y fue creado como una competición amistosa entre las tres escuelas de magia más importantes de Europa: Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang. Para representar a cada una de estas escuelas se elegía un campeón, y los tres campeones participaban en tres pruebas mágicas. Las escuelas se turnaban para ser la sede del Torneo, que tenía lugar cada cinco años, y se consideraba un medio excelente de establecer lazos entre jóvenes magos y brujas de diferentes nacionalidades... hasta que el número de muertes creció tanto que decidieron interrumpir la celebración del Torneo.




-¿El número de muertes? -susurró Hermione, algo asustada.




Pero la mayoría de los alumnos que había en el Gran Comedor no parecían compartir aquel miedo, muchos de ellos cuchicheaban emocionados, y el mismo Harry estaba más interesado en seguir oyendo detalles sobre el Torneo que en preocuparse por unas muertes que habían ocurrido hacía más de cien años.




-En todo este tiempo ha habido varios intentos de volver a celebrar el Torneo -siguió Dumbledore- ninguno de los cuales tuvo mucho éxito. Sin embargo, nuestros departamentos de Cooperación Mágica Internacional y de Deportes y Juegos Mágicos han decidido que éste es un buen momento para volver a intentarlo. Hemos trabajado a fondo este verano para asegurarnos de que esta vez ningún campeón se encuentre en peligro mortal. »En octubre llegarán los directores de Beauxbatons y de Durmstrang con su lista de candidatos, y la selección de los tres campeones tendrá lugar en Halloween. Un juez imparcial decidirá qué estudiantes reúnen más méritos para competir por la Copa de los Tres Magos, la gloria de su colegio y el premio en metálico de mil galeones.




-¡Yo voy a intentarlo! -dijo entre dientes Fred Weasley, con la cara iluminada de entusiasmo ante la perspectiva de semejante gloria y riqueza. No debía de ser el único que se estaba imaginando a sí mismo como campeón de Hogwarts. En cada una de las mesas, había estudiantes que miraban a Dumbledore con expresión de arrebato, o que cuchicheaban con los vecinos completamente emocionados. Pero Dumbledore volvió a hablar, y en el Gran Comedor se hizo otra vez el silencio.




-Aunque me imagino que todos están deseando llevaros la Copa del Torneo de los Tres Magos –dijo- los directores de los tres colegios participantes, de común acuerdo con el Ministerio de Magia, hemos decidido establecer una restricción de edad para los contendientes de este año. Sólo los estudiantes que tengan diecisiete años o más, podrán proponerse a consideración. Ésta es una medida que estimamos necesaria dado que las tareas del Torneo serán difíciles y peligrosas, por muchas precauciones que tomemos, y resulta muy improbable que los alumnos de cursos inferiores a sexto y séptimo sean capaces de enfrentarse a ellas. Me aseguraré personalmente de que ningún estudiante menor de esa edad engañe a nuestro juez imparcial para convertirse en campeón de Hogwarts -Sus ojos de color azul claro brillaron especialmente cuando los guiñó hacia los rostros de Fred y George, que mostraban una expresión de desafío- Así que les ruego que no pierdan el tiempo presentándose si no tienen los diecisiete años cumplidos. Las delegaciones de Beauxbatons y Durmstrang llegarán en octubre y permanecerán con nosotros la mayor parte del curso. Sé que todos trataran a nuestros huéspedes extranjeros con cortesía mientras están con nosotros, y que le darán su apoyo al campeón de Hogwarts cuando sea elegido o elegida. Y ya se va haciendo tarde y sé lo importante que es para todos ustedes estar despiertos y descansados para empezar las clases mañana por la mañana. ¡Hora de dormir! ¡Andando! Dumbledore volvió a sentarse y siguió hablando con Ojoloco Moody.




Los tres subieron a la torre de Gryffindor y se separaron para ir cada uno a sus áreas.




Hermione se acostó pero incluso en sus sueños no podía dejar de ver el perfecto rostro del Slytherin ya sea con esa mirada fría que les dirigía a todos, o la que parecía brillar cuando la veía, o riendo con sus amigos, pero hasta ahora la mirada que ocupaba la mayor parte de su mente era la primera que él le había dirigido en El Mundial de Quidditch.




Draco por su parte, también se había acostado pero el aparte de estar recordando a Hermione, estaba recordando lo que les conto a Pansy, Zabini, Crabbe y Goyle en su sala común.




FLASH BACK




-Dinos Draco, ¿cuál es el plan para fastidiar al trió?- pregunto Zabini




-Haremos que los castiguen a cada uno de ellos en las clases que menos dominan. A Potter en Pociones, a Weasley en Transformaciones y a Granger en Defensa Contra las Artes Oscuras.




-Pero eso solo va a fastidiar por un rato- dijo Pansy mientras Crabbe y Goyle seguían comiendo




-Lo sé, por eso haremos que nos castiguen junto a ellos para que su castigo sea peor y reciban la tortura que merecen, nosotros nos encargaremos de cada uno de ellos. Dijo Draco




-¡Bien!- dijo Crabbe




-¡Yo quiero a Weasley!- dijo Pansy




-Tú te quedaras con Potter ¿no es así, Draco?- pregunto Zabini




-De hecho, pienso molestar a Granger, con eso los molestare mucho mas y después de ver como torturo a Granger ellos querrán defenderla- dijo Draco con un tono de voz frío pero aterrador




-¿Y nosotros que haremos?-pregunto Goyle, refiriéndose a él y a Crabbe.




-Harán nuestros trabajos mientras estemos castigados-dijo Draco




FIN FLASH BACK




-Así pasare tiempo con ella y molestare a esos dos- dijo Draco para sí mismo. Mañana hare que nos castiguen a los dos y conociendo a Moody y lo loco que esta le gustara castigar a cuanto no lo obedezca.




Y con estos pensamientos Draco se durmió pero incluso en ellos, Hermione aparecía solo que es vez de insultarlo, ella lo abrazaba y besaba














Primer día de clases







Después de desayunar Harry, Ron y Hermione se dirigieron a su primera clase, Herbología con los Hufflepuff la clase la daba Madame Sprout como siempre, ahí aprendieron a quitarle el pus a los bobotubérculos, su segunda clase Cuidado de Criaturas mágicas con los Slytherin y la clase la daba Hagrid.




-¡Buenas! -saludó Hagrid, sonriendo a Harry, Ron y Hermione- Será mejor que esperemos a los de Slytherin, que no querrán perderse esto: ¡escregutos de cola explosiva!-dijo haciendo ademanes con las manos como si lo que dijera fuera algo fantástico.




-¿Cómo? -preguntó Ron.




Hagrid señaló las cajas en ellas había algunos animales que parecían langostas deformes de unos quince centímetros de largo, sin caparazón, horriblemente pálidas y de aspecto viscoso, con patitas que les salían de sitios muy raros y sin cabeza visible. En cada caja debía de haber cien, que se movían unos encima de otros y chocaban a ciegas contra las paredes. Despedían un intenso olor a pescado podrido. De vez en cuando saltaban chispas de la cola de un escreguto que, haciendo un suave «¡fut!», salía despedido a un palmo de distancia.




-Son recién nacidos —dijo con orgullo Hagrid—, para que puedan criarlos ustedes mismos. ¡He pensado que puede ser un pequeño proyecto!




-¿Y por qué tenemos que criarlos? —preguntó una voz fría.




Acababan de llegar los Slytherin’s y el que hablo fue Draco Malfoy.




Hagrid se quedó perplejo ante la pregunta.




-Sí, ¿qué hacen? -insistió Malfoy- ¿Para qué sirven?




Hagrid abrió la boca, según parecía haciendo un considerable esfuerzo para pensar. Hubo una pausa que duró unos segundos, al cabo de la cual dijo bruscamente:




-Eso lo sabrás en la próxima clase, Malfoy. Hoy sólo tienes que darles de comer. Pero tienen que probar con diferentes cosas. Nunca he tenido escregutos, y no estoy seguro de qué les gusta. He traído huevos de hormiga, hígado de rana y trozos de culebra. Prueben con un poco de cada cosa.




Nadie se atrevía a comenzar a alimentarlos así que Harry, Ron y Hermione lo hicieron pro solo por lo mucho que querían a Hagrid




-Tengan cuidado-les previno Hagrid- son algo toscos y pueden explotar y quemarlos, chuparles la sangre y aguijonearlos pero esto solo lo hacen los machos porque son los únicos que tiene aguijón-les dijo el semi-gigante.




-Ahora ya comprendo por qué estamos intentando criarlos -dijo Malfoy sarcásticamente- ¿Quién no querría tener una mascota capaz de quemarlo, aguijonearlo y chuparle la sangre al mismo tiempo?- dijo mirando a sus “amigos”.




-El que no sean muy agradables no quiere decir que no sean útiles, Malfoy –dijo Hermione con brusquedad, aunque en vez de decirle Malfoy hubiera preferido llamarlo Draco.




El giro la cabeza buscando a Hermione y cuando la encontró, le dirigió una leve sonrisa. El corazón de Hermione parecía que estaba a punto de explotar y Draco sentía que algo se movía en su interior de un lado a otro.




La sonrisa que le envió pensó que sería en plan sarcástico y que seguiría torturándola, pero solo con mirarla ese pensamiento se esfumo.




Estuvieron mirándose uno al otro por más tiempo de lo habitual, hasta que Hagrid llamo su atención.




Todos volvieron a su labor de intentar alimentar a su escreguto. Pansy se acerco a Weasley con el pretexto de tomar un trozo de culebra que estaba justo a un lado del pelirrojo.




-Hazte a un lado Weasley, no quiero ni tener que acercarme a ti- dijo Pansy




-No tengo por qué moverme y si no quieres tocarme, es fácil, date la vuelta- dijo Ron enfadado




-¡¡¡Como te atreves a decirme lo que debo hacer!!!- dijo indignada mientras soltaba la caja en la que llevaba a su escreguto el cual me movió a los pies de Ron




-¡Hay!-grito Ron- ¡Duele!-




-¿Qué tienes Ron?- pregunto Hermione que venía seguida por Harry




-La bruja de Pansy me tiro su caja y el maldito animal me quemo-dijo un enfurruñado Ron




-¿Cómo la llamaste?-pregunto un incrédulo Zabini que no entendía como el llamarla bruja había sonado como si fuera un insulto. De hecho estaba casi seguro de que era un insulto.




-¡Bruja!- le repitió Ron mientras le aventaba los trozos de culebras en la cara




Justo en ese momento llego Hagrid que lo había visto todo y dijo




-Ustedes dos estarán castigados por tres días ayudándome a recolectar la comida de cada una de las criaturas que estudiaremos, deben aprender a llevarse mejor, no quiero que sean amigos pero por lo menos no quiero verlos pelear cada vez que se encuentran




-¡¿QUE?!- preguntaron Pansy y Ron al mismo tiempo




-¡No pienso acercarme a él!- dijo Pansy gritándole a Hagrid




-¡Ni yo a ella!- dijo Ron casi gritándole a Hagrid




-¡Pues lo harán si no quieren que su castigo sea más largo!- dijo Hagrid muy molesto y al ver que los dos se callaban siguió- Bien, su castigo comienza mañana después de clases.




La clase siguió y a Hermione le sorprendió que Draco no hubiera defendido a Pansy y sobre todo que no hubiera participado en la disputa entre ella y Ron.




Después de terminar la clase Harry y Ron se dirigieron a adivinación mientras Hermione iba a Aritmancia




Cuando terminaron las clases de los tres se encontraron en la entrada del gran comedor que estaba atascada por todos los estudiantes que querían entrar y acababan de ponerse en la cola cuando oyeron una voz estridente a sus espaldas:




-¡Weasley! ¡Eh, Weasley!




Harry, Ron y Hermione se volvieron. Malfoy, Crabbe y Goyle estaban ante ellos, muy contentos por algún motivo.




-¿Qué? —contestó Ron




-¡Tu padre ha salido en el periódico, Weasley! -anunció Malfoy, blandiendo un ejemplar de El Profeta y hablando muy alto, para que todos cuantos abarrotaban el vestíbulo pudieran oírlo.




Malfoy se puso a leer un artículo en el cual decían que Arnold Weasley (Arthur Weasley, la que escribió el reportaje fue Rita Skeeter) había cometido errores al ayudar a Ojoloco Moody cuando este tuvo problemas con unos contenedores que estaban un poco fuera de control y a por lo cual tuvieron que llamar a los “guardadores de la ley” con los cuales Ojoloco se había peleado.




-¡Y viene una foto, Weasley! -añadió Malfoy, dándole la vuelta al periódico y levantándolo- Una foto de tus padres a la puerta de su casa... ¡bueno, si esto se puede llamar casa! Tu madre tendría que perder un poco de peso, ¿no crees?




Ron temblaba de furia. Todo el mundo lo miraba.




-Métetelo por donde te quepa, Malfoy -dijo Harry- Vámonos, Ron...




-¡Ah, Potter! Tú has pasado el verano con ellos, ¿verdad? -dijo Malfoy con aire despectivo- Dime, ¿su madre tiene al natural ese aspecto de cerdito, o es sólo la foto?- dijo riendo




-¿Y te has fijado en tu madre, Malfoy? -preguntó Harry. Tanto él como Hermione sujetaban a Ron por la túnica para impedir que se lanzara contra Malfoy- Esa expresión que tiene, como si estuviera oliendo excremento, ¿la tiene siempre, o sólo cuando estás tú cerca?-




-Déjalo Harry-dijo Hermione-vámonos ya- jalándolo del brazo




El pálido rostro de Malfoy se puso sonrosado. Hermione quiso ponerse a su lado y tomarlo del brazo justo como hacía con Harry.




-No te atrevas a insultar a mi madre, Potter.-Maldito- pensó pero aun con el coraje que sentía no podía dejar de mirar a Hermione y desear con todas sus fuerzas que ella intentara detenerlo como lo hacía con el estúpido de Potter. Una ira que no conocía comenzó a recorrerlo desde la punta de los pies hasta la punta de sus cabellos, haciendo que cerrara los puños, deseaba poder estampar a Potter contra la pared y prohibirle que se acercara a Hermione.




-Pues mantén cerrada tu enorme boca -le contestó Harry, dándose la vuelta.




¡BUM!




Hubo gritos. Harry notó que algo caliente le arañaba un lado de la cara, y metió la mano en la túnica para tomar la varita. Pero, antes de que la tocara, se oyó un segundo ¡BUM! y un grito que retumbó en todo el vestíbulo.




-¡AH, NO, TÚ NO, MUCHACHO!




Harry se volvió completamente. El profesor Moody bajaba cojeando por la escalinata de mármol. Había sacado la varita y apuntaba con ella a un hurón blanco que tiritaba sobre el suelo de losas de piedra, en el mismo lugar en que había estado Malfoy.




Un aterrorizado silencio se apoderó del vestíbulo. Salvo Moody, nadie movía un músculo. Moody se volvió para mirar a Harry. O, al menos, lo miraba con su ojo normal. El otro estaba en blanco, como dirigido hacia el interior de su cabeza.




-¿Te ha dado? -gruñó Moody. Tenía una voz baja y grave.




-No -respondió Harry- sólo me ha rozado.




-¡DÉJALO! -gritó Moody.




-¿Que deje... qué? -preguntó Harry, desconcertado.




-No te lo digo a ti... ¡se lo digo a él! -gruñó Moody, señalando con el pulgar, por encima del hombro, a Crabbe, que se había quedado paralizado a punto de coger el hurón blanco. Según parecía, el ojo giratorio de Moody era mágico, y podía ver lo que ocurría detrás de él.




Moody se acercó cojeando a Crabbe, Goyle y el hurón, que dio un chillido de terror y salió corriendo hacia las mazmorras.




-¡Me parece que no vas a ir a ningún lado! -le gritó Moody, volviendo a apuntar al hurón con la varita.




El hurón se elevó tres metros en el aire, cayó al suelo dando un golpe y rebotó.




-No me gusta la gente que ataca por la espalda -gruñó Moody, mientras el hurón botaba cada vez más alto, chillando de dolor- Es algo innoble, cobarde, inmundo...




El hurón se agitaba en el aire, sacudiendo desesperado las patas y la cola.




-No... vuelvas... a hacer... eso... -dijo Moody, acompasando cada palabra a los botes del hurón.




-¡Profesor Moody! -exclamó una voz horrorizada.




La profesora McGonagall bajaba por la escalinata de mármol, cargada de libros.




-Hola, profesora McGonagall -respondió Moody con toda tranquilidad, haciendo botar aún más alto al hurón.




-¿Qué... qué está usted haciendo? -preguntó la profesora McGonagall, siguiendo con los ojos la trayectoria aérea del hurón.




-Enseñar -explicó Moody.




-Moody, ¿eso es un alumno? -gritó la profesora McGonagall al tiempo que dejaba caer todos los libros.




-Sí -contestó Moody.




-¡No! -vociferó la profesora McGonagall, bajando a toda prisa la escalera y sacando la varita. Al momento siguiente reapareció Malfoy con un ruido seco, hecho un ovillo en el suelo con el pelo lacio y rubio caído sobre la cara, que en ese momento tenía un color rosa muy vivo. Haciendo un gesto de dolor, se puso en pie. Hermione dio un paso hacia Malfoy cuando Ron la tomo por el brazo jalando la a su lado, Hermione pareció reaccionar y no se volvió a mover




-¡Moody, nosotros jamás usamos la transformación como castigo! -dijo con voz débil la profesora McGonagall- Supongo que el profesor Dumbledore se lo explico.




-Puede que lo haya mencionado -respondió Moody tranquilo- pero pensé que un buen susto...




-¡Lo que hacemos es dejarlos sin salir, Moody! ¡O hablamos con el jefe de la casa a la que pertenece el infractor...! ¡O les damos otro castigo! ¡Pero jamás la transformación!




-Entonces haré eso -contestó Moody, mirando a Malfoy con desagrado.




Malfoy, que aún tenía los ojos llenos de lágrimas a causa del dolor y la humillación, miró a Moody con odio y vio como Hermione se le acercaba rápidamente.




Draco se sentía muy humillado en primer lugar por haber sido trasformado en un hurón por el loco de Moody, en segundo lugar por haber sido tratado como si su apellido no importara y se tratara de un insignificante estudiante y en ercer lugar por haber sido humillado frente a Hermione, fue tanto lo que sintió que no pudo soportarlo y se soltó llorando.




Hermione al ver el estado en el que se encontraba el rubio había querido correr a su lado y ver que se encontraba bien y ayudarlo a levantarse pero Ron se lo impedía y su mente le decía que era Malfoy y que no se merecía su ayuda pero al ver que estaba llorando su corazón se estrujo y no pudo contener mas las ganas de estar a su lado así que se zafo del brazo de Ron y se arrodillo junto a Draco.




-¿Te duele algo Draco?- pregunto Hermione muy preocupada e intentando tocarlo pero al no saber si a él le molestaría, se limito a observarlo moviendo las manos de un lado a otro.




-¿Qué?- pregunto confundido, mientras aspiraba el aroma de Hermione -¡Qué bien huele!-pensó- ¡¿En serio está preocupada por mi?!- el tono de su mente sonaba esperanzador




-¿Qué si te duele algo?- volvió a preguntar pero no pudo seguir por que su mirada parecía querer fundirse con la de Draco.




-¡¿HERMIONE?!-gritaron Harry y Ron al mismo tiempo haciendo que la castaña volviera a la realidad- ¿Por qué te preocupas por él? Solo es Malfoy-




-Yo solo…- pero no pudo seguir gracias a que Moody decidió llamar a Draco




Este tuvo que volver la mirada de mala gana




-Vamos, adelante... -Y lo agarró del brazo-Mientras decía - tengo un buen castigo para ti, pasaras todas las tardes del mes limpiando el aula y acomodando cada cosa que este fuera de su lugar, pero el verdadero castigo es que lo harás sin magia. Empezaras hoy mismo a 7 a 9.




Después de que todo termino, los tres por fin entraron al gran comedor, parecía que habían olvidado la actitud de Hermione pero permanecían en silencio hasta que Ron dijo




-No me hablen -les dijo Ron a Harry y Hermione en voz baja cuando unos minutos más tarde se sentaban a la mesa de Gryffindor, rodeados de gente que comentaba muy animadamente lo que había sucedido.




-¿Por qué no? -preguntó Hermione sorprendida pensando que estaba enfadado por la actitud de ella hacia Malfoy




-Porque quiero fijar esto en mi memoria para siempre -contestó Ron, con los ojos cerrados y una expresión de inmenso bienestar en la cara- Draco Malfoy, el increíble hurón botador...




Harry y Hermione se rieron, y Hermione sirvió estofado de buey en los platos.




-Sin embargo, Malfoy podría haber quedado herido de verdad -dijo ella- La profesora McGonagall hizo bien en detenerlo.




-¡Hermione! -dijo Ron como una furia, volviendo a abrir los ojos- ¡No me estropees el mejor momento de mi vida!




Hermione hizo un ruido de reprobación y volvió a comer lo más aprisa que podía.




Ron había sentido mucho coraje cuando Hermione se arrodillo al lado de Malfoy y por un momento deseo ser él para que Hermione luciera tan preocupada por él cómo lo hacía con Malfoy, pero desecho ese pensamiento solo por un momento y pensó




-Se veía tan preocupada por Malfoy, parecía que de un momento a otro iba a soltarse llorando por verlo así, y se veía tan linda preocupada, ojala se pusiera así cuando algo malo me pasara a mí, ¿pero qué piensas Ron? claro que se preocuparía si algo te pasara, eres su amigo- y se sintió tremendamente mal con este ultimo pensamiento.- además ella jamás se acercaría a Malfoy, lo odia. Y si actuó como lo hizo es porque no le gustan las injusticias y ese Ojoloco rompió las reglas.











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